(Agencias/InfoCatólica) El Cardenal ha estado en la palestra pública por una carta que envió en 2001 a un obispo francés, en la que lo felicitaba por no denunciar a un sacerdote que había abusado de varios menores de edad. Lo que quiso expresar con la misiva, según explicó, es que la relación que existe entre obispo y sacerdote es suprema y por lo tanto es imposible entregarlo a la justicia.
Y agregó que la pedofilia es un crimen sumamente grave y repudiable, pero justificó al obispo de Francia, porque, de acuerdo a su opinión, era el “padre espiritual del sacerdote”, lo cual implicaría un vínculo de paternidad que “quien no tiene fe, no comprendería”. Por eso el obispo no entregó al sacerdote a las autoridades, sino que le impuso la suspensión del ministerio sacerdotal. El Cardenal, que en ese momento era prefecto de la Congregación para el Clero en el Vaticano, insistió que contó con el respaldo del Papa Juan Pablo II.
En otra entrevista concedida al diario El Tiempo, el prelado explica que "la carta se hizo diciéndole a ese obispo que él no debía manifestar a la autoridad el nombre del sacerdote; que lo hicieran los interesados y la familia, pero no él. En Francia, en ese momento, a este obispo lo condenaron y no contó, por su deber del secreto pastoral, y lo llevaron a la cárcel".
Además añadió: "Que quede algo siempre claro: lo repudiable y lo abominable del crimen de la pederastia; él (obispo) obligó a ese sacerdote a que entrara a un tratamiento médico, para solucionar su problema; desafortunadamente no hubo solución. En seguida, él mismo le quitó las facultades a ese sacerdote y le impuso la suspensión y las penas canónicas".
Sobre la Misa Solemne en la Basílica Nacional de Washington
El cardenal Castrillón explicó, además, que fue él mismo quien decidió no presidir la ceremonia religiosa a la que había sido invitado, debido a que no sentía que tuviese las garantías de seguridad adecuadas para estar allí. Según él, una vez recibió una comunicación del arzobispo de Washington sobre los problemas que había suscitado su invitación a celebrar la eucaristía, resolvió no ir.
El presidente del Instituto Paulus, Paul King, que lo había invitado, aseguró que a raíz de las protestas se habían puesto al habla con el cardenal y acordaron cancelar la invitación de monseñor Castrillón para evitar que se desvirtuase la Misa Solemne según el rito extraordinario (tradicional y en latín) que se celebrará mañana en la Basílica Nacional de la Inmaculada Concepción de Washington.