(Catholic World Report/InfoCatólica) A principios de 2025, el Presidente Trump designó a Nigeria como «país de especial preocupación» en virtud de la Ley de Libertad Religiosa Internacional de Estados Unidos, citando lo que describió como «genocidio» contra los cristianos. Posteriormente, ordenó al Pentágono que se preparara para una posible acción militar, afirmando que podría considerar intervenir con todas sus fuerzas si el gobierno nigeriano continuaba «permitiendo la masacre de cristianos».
En Nochebuena y Navidad, el ejército estadounidense bombardeó objetivos del ISIS en el estado nigeriano de Sokoto, una acción que el líder estadounidense describió como «poderosa y letal».
En los días posteriores, multitud de voces se han alzado en Europa y en los Estados Unidos a favor y en contra de la iniciativa del Presidente Norteamericano. Algunos prominentes católicos europeos y americanos han deplorado públicamente la intervención militar, especialmente teniendo en cuenta que el Papa León XIV pidió que esta Navidad se declarara una tregua en todo el mundo.
Los católicos nigerianos, sin embargo, parecen ver la cuestión desde otro punto de vista. Según informa Catholic World Report, los ataques aéreos estadounidenses han suscitado una amplia aceptación en toda Nigeria, especialmente entre los líderes católicos.
El padre Humphrey Boyo, de la parroquia Taraku de la diócesis católica de Makurdi, declaró que el ataque fue «un gran alivio para los cristianos, ya que generó la esperanza de un país mejor». «Si se mantienen estos esfuerzos, los terroristas sin duda se rendirán algún día», afirmó. Añadió que los ataques estadounidenses eran «un avance positivo que buscaba dar valor y dignidad a la vida humana».
El padre George Dogo, sacerdote católico nigeriano de la diócesis de Wukari, estado de Taraba, conocido por denunciar la violencia y el desplazamiento que afectan a las comunidades cristianas de la región, explicó que hubo júbilo en Wukari tras los ataques, que describió como una gran acción.
El padre Moses Aondover Iorapuu, declaró que su país no tiene ninguna posibilidad de vencer a los yihadistas sin el apoyo militar estadounidense. En ese sentido, calificó los ataques de «preventivos» y explicó que en su diócesis habían tenido que cambiar los horarios de las misas de Navidad basándose en amenazas creíbles. Asimismo, expresó su confianza en la acción estadounidense, añadiendo que «cuando el presidente Donald Trump dice algo, lo dice en serio», y advirtió que los yihadistas se han «infiltrado en la clase política».
Emeka Umeagbalasi, director de la Sociedad Internacional para las Libertades Civiles y el Estado de Derecho (Intersociety), declaró a Catholic World Report que esta infiltración de los yihadistas fue fomentada por el entonces presidente nigeriano, Muhammadu Buhari, quien llenó el ejército y la administración del país con miembros de la tribu fulani con el expreso objetivo de perseguir a los cristianos. «Por eso el ejército nigeriano se ha convertido en un ejército yihadista», declaró Umeagbalasi.
Asimismo, el activista recalca que los recientes ataques norteamericanos se dirigieron específicamente contra grupos yihadistas vinculados al ISIS y no contra el gobierno nigeriano ni su territorio. «El gobierno estadounidense no está en guerra con el gobierno nigeriano. Tampoco está en guerra con Nigeria en su conjunto», sino que «solo actúa contra esos grupos yihadistas y sus escondites».
Umeagbalasi también expresó su preocupación por la cobertura mediática de la violencia religiosa en Nigeria, sugiriendo un sesgo en la información de los medios. «Siempre que los musulmanes son atacados, el nivel de publicidad mediática es muy alto, pero cuando los cristianos son asesinados, los mismos medios no lo informan», afirmó.
«Nigeria es un país con una población muy grande: 280 millones de personas. Y, si no se toman este tipo de medidas preventivas, definitivamente se está dejando al país sin otra opción que implosionar hacia complejas emergencias o catástrofes humanitarias», advirtió finalmente.
La Organización Ayuda a la Iglesia Necesitada ha clasificado a Nigeria como uno de los lugares más peligrosos del mundo para los cristianos.








