(InfoCatólica) El Monasterio de las Descalzas Reales de Madrid alberga hasta el próximo 5 de enero la «Divina Guardería», una estancia clausurada el resto del año que custodia más de 130 figuras del Niño Jesús, una de las colecciones más numerosas del mundo dedicadas al Niño Dios. La apertura de este espacio, gestionado por Patrimonio Nacional, forma parte de una tradición que se remonta al siglo XVI y que refleja el valor histórico, artístico y devocional de este convento madrileño.
Desde hace más de cuatro siglos, cada vez que una dama de alta alcurnia ingresaba como monja de clausura en el monasterio, traía consigo dos figuras: un crucifijo y un Niño Jesús. Era el símbolo de su desposorio espiritual y el compromiso de cuidado hacia la figura divina. Con el paso de los años, el convento se convirtió «en un repositorio de arte sacro de valor incalculable», según explica la doctora en Historia del Arte y profesora Ana María Poveda a Álex Navajas para El Debate.
Una colección de materiales diversos y procedencias internacionales
Las imágenes que conforman la «Divina Guardería», ubicada en el antiguo despacho de la abadesa del monasterio, están elaboradas con materiales diversos como madera policromada, cera, marfil y plomo. Algunas incluso conservan cabello natural, un detalle que añade realismo y delicadeza a estas representaciones sagradas.
Las piezas proceden de escuelas artísticas españolas, flamencas, napolitanas e incluso peruanas, lo que evidencia la diversidad geográfica y cultural de esta colección. Muchas de ellas destacan por sus vestimentas cuidadosamente elaboradas, que las religiosas del monasterio continúan confeccionando y renovando cada Navidad para recibir a los visitantes.
Entre las figuras más llamativas se encuentran un Niño Jesús vestido como San Isidro Labrador, patrón de Madrid, y otro ataviado con la indumentaria del rey Felipe II, conocido como «el Prudente». Estas caracterizaciones reflejan la estrecha vinculación del convento con la historia de España y la monarquía hispánica.
El legado espiritual de sor Margarita de la Cruz
Una de las figuras clave en el desarrollo de esta tradición fue sor Margarita de la Cruz (1567-1633), hija del emperador Maximiliano II y sobrina de Felipe II. Los registros históricos señalan que la religiosa trataba a sus figuras del Niño Jesús como si fueran bebés reales: las acunaba, les tejía ropa a medida e incluso las «alimentaba» simbólicamente.
Esta práctica, que reforzaba el vínculo espiritual y simbólico que las monjas mantenían con las representaciones divinas, ha perdurado hasta nuestros días. Las religiosas del monasterio continúan esta labor devocional, vistiendo y arreglando las figuras cada Navidad como muestra de su compromiso espiritual.
Un monasterio de reconocimiento internacional
El Monasterio de las Descalzas Reales, catalogado como Bien de Interés Cultural, obtuvo además la distinción de Museo Europeo del año 1987. Fue fundado por voluntad de Juana de Austria (1535-1573), hija menor del emperador Carlos V y princesa de Portugal, quien convirtió el palacio en el que ella misma nació, y que pertenecía al tesorero de su padre, en un monasterio de monjas clarisas.
La comunidad religiosa de clarisas franciscanas llegó en 1559, y popularmente se las conoce como las Descalzas Reales, denominación que se debe a que calzan unas sencillas sandalias en cualquier época del año. Juana de Austria instaló sus aposentos en el convento tras su regreso de Portugal, y en la capilla que ocupa el mismo espacio en el que vino al mundo descansa su cuerpo.
La «Divina Guardería» solo abre al público durante el tiempo de Navidad debido a la fragilidad de su contenido, y puede visitarse hasta el 5 de enero de cada año. Patrimonio Nacional, entidad encargada de la conservación del cenobio madrileño, anima a través de sus redes sociales a descubrir este curioso espacio que, en pleno corazón de Madrid, resguarda uno de los tesoros del arte sacro europeo más singulares y desconocidos para el gran público.
