(InfoCatólica) Monseñor José Ignacio Munilla, obispo de Orihuela-Alicante, ha criticado duramente la decisión del Gobierno de Estados Unidos de ordenar un ataque con misiles contra bases terroristas en el norte de Nigeria el día de Navidad, calificándolo de «profundo malentendido del Evangelio» y una contradicción con el espíritu cristiano. En su intervención en el programa radiofónico Sexto Continente este 29 de diciembre, el prelado ha alertado sobre la peligrosa normalización de la violencia y el uso político de la fecha señalada del cristianismo para justificar represalias militares.
El ataque, ordenado por Donald Trump, se produjo el 25 de diciembre contra bases yihadistas en territorio nigeriano, una región donde los cristianos sufren una persecución sistemática. Sin embargo, Munilla subraya que elegir precisamente el día de Navidad para esta operación militar supone «una degeneración del espíritu de la Navidad que convierte el aniversario de la natividad de Jesús en un mero decorado útil para el aplauso ideológico».
El tema ya fue adelantado por el obispo de Alicante en las redes sociales el domingo:
Elegir el día de Navidad para “vengar” a los cristianos perseguidos de Nigeria es no entender nada del Evangelio.
— Jose Ignacio Munilla (@ObispoMunilla) December 28, 2025
El Papa León XIV había pedido explícitamente una tregua global para todas las guerras del mundo durante la Navidad de 2025, solicitando al menos un “signo” de 24… pic.twitter.com/wpsmKYF4DO
El contraste con el llamamiento del Papa
El obispo ha destacado el «gran contraste» entre esta acción militar y el llamamiento que el Papa León XIV realizó el 23 de diciembre, cuando pidió en un encuentro con periodistas una tregua global de 24 horas para todas las guerras del mundo durante la Navidad de 2025. «La Iglesia siempre ha querido que el día de Navidad sea un altavoz para denunciar las guerras. Es el escenario perfecto», ha afirmado Munilla.
El prelado recordó la película «Joyeux Noël» (2005), que narra la tregua espontánea que tuvo lugar en la Primera Guerra Mundial en 1914, cuando soldados franceses, británicos y alemanes salieron de las trincheras para cantar villancicos e intercambiar regalos. «Aquel gesto subrayaba el contraste entre la humanidad que brota de la Navidad y la lógica deshumanizadora de la guerra», ha señalado, añadiendo que los mandos militares castigaron posteriormente a aquellos soldados.
Frente a esta tradición de pedir paz en Navidad, Munilla considera «absolutamente contradictorio» que ahora se haga de este día «el día de la venganza». El obispo ha cuestionado que se pueda interpretar como «defensa de los débiles» cuando no se envían soldados que corran riesgos, sino que simplemente se «lanzan unas bombas por el aire».
La legítima defensa no justifica la frivolidad
Aunque la tradición cristiana reconoce la posibilidad de la legítima defensa armada para proteger a víctimas inocentes, Munilla ha insistido en que esto nunca debe hacerse «con júbilo, ni con sarcasmo, ni con sed de revancha». «Cuando un cristiano se ve forzado a recorrer ese camino, lo hace con dolor de conciencia, sabiendo que toda violencia, aun la que pretende ser justa, deja siempre un reguero de víctimas inocentes», ha explicado.
Por ello, ha considerado «especialmente chocante» el mensaje que Trump publicó en redes sociales tras el ataque: «Feliz Navidad para todos, incluidos los terroristas muertos». Munilla ha calificado estas palabras no solo de «mal gusto», sino de «banalización de la muerte» y «conversión del sufrimiento humano en munición retórica».
«Los cristianos no rezamos para que se mueran los malos, sino para que los malos se hagan buenos», ha sentenciado el obispo, citando la Sagrada Escritura: «Yo no quiero la muerte del pecador, sino que cambie de conducta y que viva». Esta lógica evangélica, ha recordado, es «la misma que llevó a Jesús a llorar sobre Jerusalén y a pedir perdón para quienes le crucificaban».
La voz de la Iglesia nigeriana
Munilla ha destacado la importancia de escuchar a la Iglesia local en estos conflictos, algo que considera que «no se ha hecho». Hasta la fecha de su intervención, solo un obispo nigeriano se había pronunciado públicamente sobre el ataque: Monseñor Matiu Hassan Kuka, de la diócesis de Sokoto, una de las zonas más afectadas por la violencia.
El prelado nigeriano, cuya sede está muy cerca del lugar bombardeado, ha realizado declaraciones «muy críticas» contra el ataque, afirmando que «la violencia no puede derrotar a la violencia» y que los cristianos han sobrevivido a la opresión «a través de la resiliencia, y no cogiendo la espada». Kuka ha citado incluso las palabras de Jesús a Pedro: «Guarda tu espada en su lugar».
El obispo nigeriano había publicado una carta pastoral la víspera del bombardeo, titulada «Alegría y esperanza en tiempos de tribulación», en la que analizaba las causas profundas de la violencia en Nigeria: pobreza sistémica, analfabetismo generalizado, mala educación y colapso moral. Kuka ha subrayado que la situación en Nigeria es «más compleja de lo que se traslada en los medios de comunicación occidentales» y que estas bandas no solo atacan a cristianos, sino también a musulmanes y a «cualquiera que sencillamente sea gente de bien».
El riesgo de la manipulación política
Munilla ha alertado sobre el peligro de que las decisiones militares se tomen por razones de «manipulación política» en lugar de criterios estratégicos y de eficacia. «Si yo digo que quiero que sea el día de Navidad», ha ejemplificado, «estás primando tus razones, tu manipulación política sobre las razones prácticas y estratégicas que debieran ser las que se primasen».
Esta priorización de lo simbólico sobre lo operativo no solo «ensucia el día de Navidad», según el obispo, sino que además puede provocar que el ataque sea menos efectivo y que haya más víctimas inocentes por no haberse elegido el momento más adecuado desde el punto de vista militar.
La normalización de la violencia como espectáculo
Una de las preocupaciones centrales expresadas por Munilla es la creciente normalización y espectacularización de la violencia en las sociedades occidentales. El obispo ha comparado la situación actual con el caso de Rodrigo Duterte, expresidente de Filipinas (2016-2022), actualmente acusado por la Corte Penal Internacional de crímenes de lesa humanidad por su «guerra contra las drogas», que causó miles de muertes en ejecuciones policiales y extrajudiciales.
«Nos echábamos las manos a la cabeza» con Duterte, ha recordado Munilla, «pero nosotros vamos por la misma dirección». El prelado ha cuestionado por qué no se intenta detener y juzgar a los criminales en lugar de «matarlos directamente», y ha alertado sobre el peligro de que la violencia se convierta en «un juego gamer» donde desde una pantalla se contempla cómo se lanzan bombas y se mata a gente.
«Nos escandalizábamos de cuando en la Francia revolucionaria se hacían ejecuciones en la plaza y miles de personas iban a verlas», ha señalado, «y ahora nosotros, en los informativos, vemos como si de un juego gamer se tratase cómo se lanzan bombas y se mata a la gente». Esta insensibilización ante la muerte, ha advertido, forma parte de una peligrosa tendencia que amenaza el estado de derecho.
El significado profundo de la Navidad
Para Munilla, el problema de fondo no es solo político o estratégico, sino teológico. «La Navidad no es una fecha neutra ni intercambiable. Es el día en el que la Iglesia confiesa que Dios ha respondido al mal del mundo no con violencia, sino con la encarnación», ha explicado.
El obispo ha subrayado que «el niño de Belén no irrumpe en la historia como un ajusticiador», sino como «el inocente absoluto, que se deja herir por la violencia del mundo sin reproducirla». Por ello, «celebrar su nacimiento mientras se instrumentaliza su nombre para justificar represalias es una contradicción difícil de disimular».
Según Munilla, lo más grave del caso es que se intente «envolver en la bandera de la Navidad» y en un «espíritu evangélico» lo que en realidad constituye un «ataque al espíritu evangélico». La victoria cristiana, ha concluido, «no consiste en aniquilar al adversario, sino en rescatarlo del mal».
Un debate más profundo sobre violencia y fe
El obispo ha reconocido que puede haber un «difícil discernimiento» sobre si es necesario recurrir a la legítima defensa mediante un ataque armado contra estas bandas criminales, y que otros prelados podrían tener opiniones diferentes. Sin embargo, ha insistido en que «la manera de hacerlo tiene mucha importancia» y que los criterios deben ser siempre la efectividad real, la protección de inocentes y la proporcionalidad, no el oportunismo político.
«No podemos asumir los mismos métodos que los terroristas o los delincuentes», ha advertido Munilla. «Tendremos que tener siempre un sentido de que el estado de derecho sea el que se imponga. No las armas por las armas, sino que las armas estén al servicio del estado de derecho».
El prelado considera que su crítica es «más importante de lo que parece» porque en el fondo plantea la cuestión de si se comprende o no el espíritu del Evangelio. «Estamos generando una cultura en la que en este momento cualquier tipo de respuesta violenta es asumible», ha lamentado, «y el sentido de la proporcionalidad, el sentido de la justicia, no aparecen por ningún lado».








