(InfoCatólica) Es el día de nunca acabar, ahora el Comité Sinodal alemán aprobó por unanimidad el pasado sábado 22 de noviembre los estatutos de un nuevo órgano nacional conocido como «Conferencia Sinodal», en el que obispos y laicos «deliberarán y tomarán decisiones conjuntamente para cumplir la misión de la Iglesia». La decisión, adoptada en una reunión de dos días en Fulda, representa el primer paso importante hacia la creación de la estructura permanente prevista por el Camino Sinodal alemán, aunque deberá superar aún el escrutinio del Vaticano.
Un órgano paritario con competencias controvertidas
Los estatutos finalizados, que constan de 12 artículos, buscan disipar las preocupaciones vaticanas de que el nuevo órgano socave la autoridad de la Conferencia Episcopal Alemana y de los obispos diocesanos. El texto establece que la Conferencia Sinodal «respeta el orden constitucional de la Iglesia y preserva los derechos de los obispos diocesanos y de la Conferencia Episcopal Alemana, así como los procedimientos y órganos diocesanos».
La nueva estructura estaría compuesta por los 27 obispos diocesanos y 27 representantes del Comité Central de los Católicos Alemanes (ZdK), además de otros 27 miembros que serán elegidos en la asamblea final del Camino Sinodal prevista para enero de 2026 en Stuttgart. Todos los miembros tendrían iguales derechos de voto.
Sin embargo, persiste la incertidumbre sobre si todos los obispos diocesanos se unirán al nuevo órgano, ya que cuatro prelados fieles al magisterio se plantaron previamente el comité sinodal interino, argumentando que contradecía el camino sinodal global establecido por el Papa Francisco.
El largo camino hacia la aprobación romana
Ahora que han sido terminados por el comité sinodal, los estatutos deben ser respaldados en las asambleas plenarias de la Conferencia Episcopal Alemana y del ZdK. Posteriormente serán sometidos al Vaticano para obtener la recognitio ad experimentum, o aprobación provisional para implementación de prueba.
La reunión inaugural de la Conferencia Sinodal está programada para noviembre de 2026 en Stuttgart, ocho meses más tarde de lo originalmente planificado. La propuesta de crear este nuevo órgano sinodal nacional surgió durante el Camino Sinodal, una iniciativa de 2019-2023 que reunió a obispos alemanes y laicos selectos para discutir cambios de gran alcance en la enseñanza y práctica católicas.
Resistencia vaticana y modificaciones
En enero de 2023, el Vaticano comunicó a los obispos alemanes que ni ellos ni los participantes del Camino Sinodal tenían autoridad para establecer el órgano. Roma argumentó que representaría «una nueva estructura de gobierno de la Iglesia en Alemania que se situaría por encima de la autoridad de la Conferencia Episcopal Alemana y de hecho parecería reemplazarla», socavando la autoridad episcopal según los documentos del Concilio Vaticano II.
Tras reuniones entre obispos alemanes y funcionarios curiales en marzo y junio de 2024, se emitió una declaración conjunta estableciendo que una comisión creada por el comité sinodal «trataría cuestiones de sinodalidad y la estructura de un órgano sinodal». La declaración especificaba que el nuevo órgano nacional no debería estar «ni por encima ni al mismo nivel que la conferencia episcopal».
Según medios católicos alemanes, los estatutos presentados en Fulda contenían redacciones propuestas por el arzobispo Filippo Iannone, ex prefecto del Dicasterio para los Textos Legislativos del Vaticano, quien ahora dirige el Dicasterio de los Obispos. En su día, esos mismos medios afirmaban que la guía de bendición homosexualista de los obispos alemanes tenía el visto bueno del Cardenal Fernandez, y resultó que no era así.
Puntos de controversia en la redacción
Durante las discusiones en Fulda surgieron varios puntos de controversia. El consejo permanente de la Conferencia Episcopal Alemana había objetado en agosto la definición de la Conferencia Sinodal como un órgano que «delibera y decide» sobre asuntos importantes de la Iglesia que trascienden las fronteras diocesanas.
Tras las deliberaciones, esto fue modificado a «delibera y decide de acuerdo con 'procesos de toma de decisiones sinodales' sobre cuestiones importantes de la vida eclesial de significado supradiocesano». La frase «procesos de toma de decisiones sinodales» está extraída del documento final del sínodo sobre la sinodalidad.
Otro punto de disputa fue la descripción de la relación del nuevo órgano permanente con la Asociación de las Diócesis de Alemania (VDD), entidad legal de la conferencia episcopal que actúa como órgano central de coordinación financiera y administrativa de las 27 diócesis del país.
Reacciones encontradas
El presidente de la Conferencia Episcopal, obispo Georg Bätzing, calificó la adopción de los estatutos como «un gran momento, y también histórico». Hizo un llamamiento a los obispos que evitaron el comité sinodal interino para que se unan a la Conferencia Sinodal: «Es mi deseo que, al final, todos quieran y puedan participar».
La presidenta del ZdK, Irme Stetter-Karp, insistió en que la Conferencia Sinodal no sería un «tigre de papel», destacando que «obispos y laicos adoptaron unánimemente los estatutos para la Conferencia Sinodal con la fórmula que siempre ha sido importante para nosotros como laicos: que deliberemos y decidamos juntos».
Críticas desde múltiples frentes
Sin embargo, otros católicos alemanes argumentan que los estatutos de la Conferencia Sinodal podrían provocar futuros conflictos dentro de la Iglesia en Alemania. Regina Einig en Die Tagestpost, sugirió que los laicos involucrados en los consejos diocesanos de impuestos eclesiásticos y finanzas resentirían las intervenciones de la Conferencia Sinodal nacional.
La iniciativa de laicos «Nuevo Comienzo» ha publicado una declaración en doce puntos pidiendo al Papa y a las autoridades romanas que rechacen los estatutos por considerarlos contrarios a la doctrina, constitución y derecho de la Iglesia. Critican la paridad entre obispos, ZdK y «otros creyentes», que ven como una peligrosa «parlamentarización» del gobierno eclesial.
La iniciativa también acusa al proyecto de instrumentalizar los abusos sexuales mediante el concepto de «culpa sistémica» para promover una agenda de reformas, ocultando responsabilidades personales.
El canonista Heribert Hallermann advierte que los estatutos contienen ambigüedades deliberadas y considera improbable que Roma dé su aprobación, pues supondría avalar un órgano de gobierno nacional no previsto por el derecho canónico.







