(InfoCatólica) El 14 de abril de 2025, una devastadora tragedia sacudió el barrio cristiano de Qila Sahib Singh, donde tres niños—Danish (10), David (7) y Samson (8)—perdieron la vida tras consumir dulces envenenados, mientras que otros cinco fueron hospitalizados en estado crítico. Mientras la nación intenta asimilar el impacto, activistas por los derechos de las minorías han exigido una rendición de cuentas urgente, señalando una negligencia sistémica y la persistente marginación de las comunidades cristianas en Pakistán. El incidente pareció inicialmente ser un acto deliberado, como se indicó en el informe policial (FIR), pero investigaciones posteriores apuntan a un caso profundamente preocupante de negligencia municipal, en el que se dejó cebo tóxico destinado a animales callejeros en una zona cristiana sin medidas de seguridad.
Un veneno destinado a animales, abandonado en un barrio cristiano
La narrativa ofrecida por las autoridades ha cambiado significativamente desde el incidente. Mientras que el FIR original alegaba que un hombre no identificado repartió dulces envenenados a los niños, declaraciones posteriores de los sobrevivientes sugieren que los dulces fueron encontrados colgando de un rickshaw estacionado, dentro de una bolsa transparente. Supuestamente, el veneno fue distribuido por la Corporación Municipal de Hafizabad como parte de una operación para eliminar perros callejeros, y fue mal manejado por un trabajador de saneamiento sin formación que no aseguró el cebo adecuadamente. Aunque no hay evidencia directa de una intención religiosa, el desastre refleja una forma más insidiosa de violencia, basada en el desprecio, la negligencia y un patrón más amplio de discriminación sistémica contra las minorías religiosas.
«Víctimas de un sistema que descuida a los cristianos»
«Esta tragedia en Qila Sahib Singh es un recordatorio devastador de la absoluta negligencia y de las fallas sistémicas de los departamentos de salud y saneamiento de Pakistán», declaró Joseph Janssen, presidente de Voice for Justice. «Estos niños no murieron por casualidad. Fueron víctimas de un sistema que constantemente descuida la seguridad y dignidad de las comunidades cristianas.» Janssen exigió más que simples gestos simbólicos, pidiendo arrestos inmediatos no solo del trabajador de saneamiento, sino también de los supervisores y autoridades municipales que autorizaron la distribución de veneno letal sin la supervisión ni la capacitación adecuadas.
Un patrón de persecución y violencia
Las muertes de estos niños deben entenderse dentro del contexto más amplio de la violencia y persecución creciente que enfrentan los cristianos en todo Pakistán. Desde el intento de asesinato de Waqas Masih en marzo de 2025 hasta la destrucción de más de dos docenas de iglesias en Jaranwala en 2023, la comunidad cristiana continúa siendo blanco de una combinación de extremismo religioso e indiferencia estatal. Las leyes de blasfemia en Pakistán, a menudo utilizadas para resolver disputas personales o incitar a la violencia colectiva, institucionalizan aún más el miedo y la represión. Aunque casos notorios como los de Asia Bibi y Shagufta Kausar han recibido atención internacional, muchos otros —como Anwar Kenneth, Zafar Bhatti y Shagufta Kiran— siguen encarcelados bajo condenas de muerte, atrapados en un sistema legal que ofrece escasa esperanza de justicia.
Discriminación estructural en la vida cotidiana
Más allá de estos casos ampliamente difundidos, la discriminación estructural impregna la vida cotidiana de muchos cristianos en Pakistán. La mayoría son relegados a trabajos peligrosos y mal remunerados como el saneamiento, a menudo sin contratos, medidas de seguridad ni recursos legales. En educación, vivienda y servicios públicos, la exclusión es la norma. Las mujeres y niñas cristianas afrontan situación vulnerables adicionales, incluidas conversiones y matrimonios forzados, sin que haya una intervención efectiva por parte de las fuerzas del orden. El envenenamiento en Hafizabad no es una anomalía, es el resultado de una jerarquía deshumanizante que trata las vidas de las minorías como desechables. «El envenenamiento deliberado de niños cristianos no es solo un crimen atroz es una vergüenza nacional», dijo Janssen. «La comunidad internacional no debe mirar hacia otro lado».
Piden al gobierno que investigue los hechos
Organizaciones de derechos humanos están pidiendo al Gobierno de Pakistán que inicie una investigación completa y transparente sobre la tragedia de Hafizabad, que suspenda y procese a todos los funcionarios responsables por el mal manejo de sustancias tóxicas, y que proporcione compensación y apoyo psicológico a las familias afectadas. Igualmente importantes son las reformas sistémicas—comenzando con protocolos de salud pública, protecciones legales para las minorías y una reforma urgente de las leyes de blasfemia que durante tanto tiempo han alimentado la persecución. A menos que Pakistán comience a enfrentar las desigualdades profundamente arraigadas dentro de sus instituciones, el ciclo de violencia e impunidad continuará, y más vidas inocentes se perderán.
Pakistan: 3 Christian children die, five others hospitalised after having ‘poisend’ sweets in Hafizabad | Minority activist says Systemic Discrimination Cannot Be Ignored demand Justice
— Joseph Janssen (@JosephjansenVFJ) April 17, 2025
HAFIZABAD, PAKISTAN – On April 14, 2025, a devastating tragedy struck the Christian… pic.twitter.com/IWmXBRjP5c