(PortaLuz/InfoCatólica) La historia de la pediatra italiana Gianna Beretta Molla es un testimonio de fe, amor y sacrificio. Su experiencia durante el embarazo revela la profundidad del amor materno y la valentía de enfrentar situaciones difíciles con determinación. A pesar de su enfermedad, Gianna exploró todas las opciones médicas disponibles, pero dejó claro que, en caso de ser necesario, se priorizara la vida de su hija. Su muerte no fue una consecuencia directa de esta decisión, sino el resultado de complicaciones médicas que aún afectan a muchas mujeres en la actualidad.
Una vida de entrega y pasión
Nacida en 1922 y fallecida en 1962, Santa Gianna Beretta Molla fue una mujer de fe, madre dedicada y profesional comprometida. Su vida no fue diferente a la de muchas personas: disfrutaba del esquí, la escalada y la música, y junto a su esposo compartía el gusto por los conciertos en el Conservatorio de Milán. Sin embargo, también enfrentó dificultades personales, incluyendo la depresión perinatal.
Sus embarazos fueron particularmente difíciles. En tres de ellos sufrió hiperémesis gravídica (náuseas matutinas severas), partos prolongados y complicaciones como la necesidad de fórceps. Tras el nacimiento de sus primeros tres hijos, sufrió dos abortos espontáneos. A los 39 años, quedó embarazada nuevamente y, poco después, los médicos le diagnosticaron un fibroma uterino, una condición que presentaba riesgos tanto para ella como para su bebé.
Los tratamientos convencionales implicaban la interrupción del embarazo, ya sea mediante la extirpación del útero o del contenido uterino, lo que habría significado la muerte del bebé. Sin embargo, Gianna optó por una tercera alternativa: una cirugía más conservadora que eliminaba el tumor sin afectar a su hija.
Una decisión heroica
A lo largo de su embarazo, Gianna expresó su firme convicción de que, si llegaba el momento de elegir entre su vida y la de su bebé, se priorizara la del niño: «Si hay que decidir entre mi vida y la del niño, no dudéis, elegid la suya, lo exijo. Salvadle». Finalmente, el 21 de abril de 1962, dio a luz por cesárea a una niña sana, Gianna Emmanuela.
Lamentablemente, poco después del parto, Gianna contrajo peritonitis séptica, una grave infección causada probablemente por bacterias ingresadas durante la cirugía. Su estado de salud se deterioró rápidamente y, repitiendo la jaculatoria «Jesús, te amo», falleció el 28 de abril, una semana después del nacimiento de su hija.
Su impacto en la salud materna
Gianna Beretta Molla fue canonizada por su heroísmo y disposición al sacrificio, no por el hecho de haber fallecido. Su valentía resalta la importancia de la atención médica de calidad y el acceso a tratamientos adecuados para la salud materna.
Las cifras actuales reflejan una preocupante realidad: según el informe de UNICEF «Maternal Mortality Rates and Statistics» del 14 de marzo de 2024, cada día mueren alrededor de 223 mujeres por cada 100,000 nacimientos en el mundo. La Organización Mundial de la Salud señala que la mayoría de estas muertes se deben a hemorragias, infecciones y complicaciones derivadas de la presión arterial alta. La sepsis, la misma infección que llevó a la muerte a Gianna, representa al menos el 10% de las muertes maternas globales.
Para reducir estos riesgos, organismos como el Colegio Americano de Obstetras y Ginecólogos recomiendan la administración preventiva de antibióticos en cesáreas. Sin embargo, en muchas regiones aún no se dispone de los recursos necesarios para implementar estas medidas.
Un legado de fe y compromiso
La historia de Santa Gianna no es solo la de una madre dispuesta a sacrificarse por su hija, sino también la de una profesional de la salud que luchó por la vida. Su testimonio nos recuerda la importancia de mejorar la asistencia médica a las mujeres embarazadas y de seguir trabajando para garantizar que ninguna vida se pierda por falta de recursos o atención adecuada.
Cada 28 de abril, la Iglesia celebra su fiesta. Sus propias palabras reflejan el espíritu que guió su vida:
«Los caminos del Señor son todos hermosos, siempre y cuando el objetivo sea salvar nuestras almas, y poder llevar al cielo a muchas otras almas santas, para dar gloria a Dios».
«Sonríe a Dios, de quien nos viene todo don. Sonríe a nuestros padres, hermanos y hermanas, porque debemos ser antorchas de alegría...».
Oración a Santa Gianna
Santa Gianna, patrona de las madres en situaciones difíciles, ruega por una mejor salud materna. Intercede por quienes atraviesan embarazos de alto riesgo, por aquellos que enfrentan complicaciones médicas y por quienes luchan diariamente por la vida de sus hijos. Que tu ejemplo de amor y sacrificio inspire a muchos a valorar el don de la vida y a trabajar por la protección de cada madre y su hijo. Amén.