(CNAd/InfoCatólica) En una entrevista publicada por la diócesis de Eichstätt, el Abad Beda Maria Sonnenberg, OSB, del monasterio de Plankstetten, relató cómo llegó a adoptar un estilo de vida vegetariano. Durante la pandemia de COVID-19, participó en un seminario sobre ayuno terapéutico, una experiencia que cambió su relación con los alimentos. «Después de una semana de ayuno, el vegetarianismo simplemente surgió en mí. No hubo un proceso ideológico ni reflexiones sobre la naturaleza o el bienestar animal; simplemente ocurrió», señaló el Abad. Actualmente, cuatro de los diez monjes de su comunidad también son vegetarianos.
El Abad destacó que la Regla de San Benito promueve una dieta mayoritariamente vegetariana. Según explicó: «San Benito prescribe que “todos deben abstenerse de la carne de animales cuadrúpedos, excepto los débiles y enfermos”. Esta norma sugiere que la carne era considerada un recurso medicinal reservado para los más necesitados». Asimismo, mencionó que la tradición monástica se caracteriza por la simplicidad, lo que incluye una dieta frugal debido al alto costo de la carne.
A pesar de estas tradiciones, el consumo de carne se ha generalizado en muchos monasterios actuales, salvo en ocasiones especiales o por motivos de salud. No obstante, el Abad Beda subrayó que no impone su estilo de vida al resto de la comunidad ni a las actividades del monasterio. «La Regla de San Benito es muy matizada en este aspecto. Estas son decisiones personales», afirmó.
Además de su dieta, el Abad reflexionó sobre otros aspectos de un estilo de vida sostenible. Mencionó su compromiso con una movilidad más responsable, usando el automóvil solo cuando es estrictamente necesario y optando por el tren o la bicicleta siempre que sea posible. También destacó su preferencia por ropa duradera y de calidad que minimice el consumo excesivo.
«Decidirse por un estilo de vida más sostenible implica reflexionar sobre la movilidad, los hábitos de consumo y hasta la ropa que usamos», concluyó.