Mons. Bruno Ateba: «Las armas no van a resolver el problema de Boko Haram»
Mons. Bruno Ateba, obispo de Maroua-Mokolo en Camerún, ©ACN

Si los jóvenes tienen perspectivas de futuro no reclutarán nuevos miembros

Mons. Bruno Ateba: «Las armas no van a resolver el problema de Boko Haram»

Mons. Bruno Ateba, obispo de Maroua-Mokolo en Camerún, destaca la importancia de la formación espiritual y la educación para combatir el impacto de Boko Haram. Subraya proyectos como la traducción de la Biblia al idioma mafa y la construcción de un centro pastoral para fortalecer la fe, la educación y la salud comunitaria.

(ACN/InfoCatólica) La diócesis de Maroua-Mokolo, en el extremo norte de Camerún, continúa sufriendo ataques esporádicos de Boko Haram. ACN habla con Mons. Bruno Ateba, quien, además de la educación y la esperanza, destaca la importancia de la traducción de la Biblia al idioma mafa, una herramienta poderosa para fortalecer la fe de una tribu mayoritariamente cristiana.

Desde 2013, vuestra diócesis de Maroua-Mokolo, situada en la frontera con Nigeria, ha sufrido ataques del grupo islamista Boko Haram. ¿Cuál es la situación actual de la diócesis?

La situación ha estado más tranquila durante algún tiempo, pero sigue habiendo ataques esporádicos. En el plano militar, Boko Haram ya no tiene tanto poder. Antes, tenían todas las armas pesadas. Hoy en día, ya no es así, aunque algunos aún las poseen. Sin embargo, siguen siendo bandidos que vienen a robar alimentos, ganado, dinero e incluso ropa.

Las dos parroquias que se encuentran directamente en la frontera, la parroquia de Mutskar y la de Nguetchewe, son las que más sufren. Suelen ser víctimas de dos o tres ataques al mes debido a que los terroristas buscan alimentos y recursos. Por la noche, la mayoría de las personas que viven cerca de la frontera con Nigeria no duerme en sus hogares; algunos incluso pasan la noche en los árboles.

Aunque el ejército suele estar presente para proteger a la población, los seguidores de Boko Haram en Camerún advierten a sus aliados en Nigeria cuando los soldados no están. La gente vive con miedo. Cuando visito estas parroquias, voy acompañado por soldados, a quienes llamo mis «ángeles de la guarda».

En su opinión, ¿cuáles son los próximos pasos a seguir para luchar contra Boko Haram y garantizar un futuro mejor para el país?

Las armas no van a resolver el problema de Boko Haram. Lo primero es la formación y el trabajo. Si los jóvenes tienen perspectivas de futuro, será difícil para Boko Haram reclutar nuevos miembros y lavarles el cerebro.

El gran proyecto que permanece en mi corazón, y que espero poder realizar con la ayuda de ACN, es la construcción de un centro pastoral para la formación humana y espiritual en Mokolo. Espero, entre otras cosas, que las parejas puedan formarse en la teología del cuerpo de san Juan Pablo II.

Este centro será también un lugar para ayudarles a entender la importancia de la educación de las jóvenes. En nuestra cultura, es común que una niña se case alrededor de los 13 años, lo que suele significar que abandona la escuela. Por lo tanto, comenzaremos educando primero a los padres. Cuando has formado a una madre, has formado a toda una nación.

Además, habrá talleres sobre salud y nutrición, ya que durante la temporada de lluvias sufrimos cólera porque la gente bebe agua sin tratamiento. Este centro también será un espacio para compartir la Palabra de Dios.

ACN le ha apoyado para que pueda traducir la Biblia al idioma mafa. ¿Podría explicarnos la importancia de este proyecto?

La lengua mafa es la más hablada en nuestra diócesis, y aquí los mafa son cristianos en su mayoría. Los primeros misioneros franceses, italianos y belgas realizaron un trabajo básico traduciendo textos litúrgicos al mafa. Sin embargo, hasta ahora no existía una Biblia completa en esta lengua.

Es fundamental poder leer la Buena Nueva en el propio idioma, ya que así llega de manera más profunda al corazón. A través de esta traducción, las personas podrán comprender mejor quién es Dios y quién es Jesucristo. Nos llena de orgullo este proyecto, que ha llevado cuatro años de trabajo.

Por cierto, no existen muchos libros en mafa. La Biblia es, por lo tanto, uno de los pocos libros en este idioma. Aunque el 50% de los mafa son analfabetos, la nueva generación sabe leer. Ahora los jóvenes pueden aprender a leer en mafa con esta Biblia. ¡Es maravilloso! Agradezco de todo corazón a ACN por este valioso aporte.

En general, en el norte de Camerún, los cristianos siguen siendo una minoría. ¿Cómo se vive la fe cristiana en un ambiente musulmán?

En la ciudad de Maroua, donde vivo, hay dos millones de habitantes, de los cuales el 95% son musulmanes y el 5% cristianos. Los musulmanes tienen el poder en el comercio, el transporte y la política.

Tratamos de vivir una pastoral basada en el testimonio. Los musulmanes nos respetan por nuestras acciones. Cuando nos ocupamos de los pobres y los niños de la calle, no nos importa si son musulmanes o cristianos; todos somos hijos del mismo Padre.

Además, los musulmanes envían a sus hijos a nuestras escuelas porque aprecian la disciplina y la calidad de la enseñanza. Curiosamente, los niños musulmanes suelen tener las mejores notas en las clases de catequesis. En casa rezan el Padre Nuestro y el Ave María, y sus padres no tienen problema con ello.

Lo mismo ocurre con nuestro centro de salud dirigido por las Hermanas Misioneras de Cristo Jesús en Bogo. Muchas mujeres musulmanas acuden allí porque en los hospitales estatales serían examinadas por hombres, lo cual no aceptan. También valoran la acogida y el trato que les ofrecemos.

Cuando hubo amenazas de secuestros por parte de Boko Haram, hablé con el líder musulmán local para decirle que íbamos a cerrar el centro de salud por seguridad. Él prometió protegernos para evitar el cierre.

Gracias a los benefactores, ACN ha podido acompañar y apoyar a la Iglesia en Camerún durante más de 30 años. ¿Hay algún mensaje en particular que le gustaría enviar a quienes hacen posible este apoyo?

La mayoría de las culturas enseñan a los niños a dar las gracias. Aprovecho esta oportunidad para expresar mi profunda gratitud a ACN y a los benefactores que nos apoyan en nuestro trabajo pastoral.

No es fácil en nuestro país, especialmente por las condiciones climáticas, la pobreza y el terror, pero ACN nos ayuda enormemente: ya sea para la formación de sacerdotes, seminaristas o para otros proyectos.

Un proyecto particularmente significativo para mí fue la construcción de la Catedral de Nuestra Señora de la Asunción en Maroua-Founangue. Cuando llegué como joven obispo en 2014, no había un lugar propio para celebrar la Misa con todos los fieles.

Aunque la diócesis fue fundada en 1973, no se había podido construir una catedral debido a las urgencias en áreas de salud y educación. Mi ordenación episcopal tuvo lugar en el estadio municipal. ACN nos apoyó con fondos, y agradezco a la fundación desde el fondo de mi corazón.

El día de la consagración de la catedral, en julio de 2023, rezamos por todos los benefactores de ACN. Incluso hay una placa en la catedral en reconocimiento a la fundación. Sin su ayuda, no habríamos podido lograrlo.

Simplemente digo: «¡Vergelt’s Gott!» (Que Dios os recompense). Rezo por vosotros, queridos bienhechores, que tenéis un lugar especial en mi corazón y en nuestra diócesis.

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