De manera recurrente, aparecen en los medios de comunicación comentarios sobre las terapias de conversión sexual, especialmente respecto a la atracción por el mismo sexo. El adjetivo puede confundirnos.
Desde hace muchos años, la FIAMC, de manera muy profesional y discreta, ayuda a personas e instituciones sobre diversos trastornos afectivo-sexuales, con o sin abusos, o sobre comportamientos discorrectos como la poligamia (simultánea o secuencial). Asimismo, publicamos en su día un documento sobre la atracción por el mismo sexo[1].
Psiquiatras y psicólogos pueden y deben ayudar a las personas que les consultan. Pueden los consultantes no sentirse cómodos con su atracción por el mismo sexo (egodistónicos), ser adictos sexuales, ser adictos afectivos, pedófilos, efebófilos y un largo etcétera. Muchos se hallan inmersos en un sistema de vida muy promiscuo que deja un vacío vital inmenso, a veces lleno de alcohol y droga. Estas consultas no excluyen el trato con un buen director espiritual que les ayude a superar, sublimar y encauzar sus pulsiones y sus sentimientos.
Como es natural, y uno de los principios de la Medicina (primum non nocere) es que las consultas o terapias deben hacer todo lo posible por no dañar a la persona en sus dimensiones biopsicosociales, familiares y espirituales. Además, a cualquier terapia se debe acudir libremente (salvo en casos judiciales) y debe ser de eficacia contrastada por la ciencia del momento.
Un encuentro fuerte -tumbativo- con la persona humano-divina de Jesús puede convertir (o reconvertir) al humano en un ser que toca la trascendencia toda vez que toca de pies al suelo. Para unos la llamada a ser perfectos les impulsará a desear la continencia perfecta, a otros un buen matrimonio. A todos, un sano acompañamiento. Nada malo hay en ello.
La atracción por el mismo sexo es algo de lo que no se puede hablar libremente en occidente. Cualquier argumento o prueba contrarios al pensamiento dominante, aunque sea expresado con cortesía, es cancelado inmediatamente y a su emisor se le perturba gravemente.
En el documento de la FIAMC se afirma que este tipo de atracción tiene más o menos base genética (unos, mucha; otros, poca) que, junto a una mayor o menos base ambiental familiar, dará lugar a la tendencia sentida por la persona. Sentir no es lo mismo que consentir. Así que, si alguien siente atracción por el mismo sexo pero hace lo posible por evitar una relación sexual que no es pronatura, ¡bendito sea Dios!
[1] HOMOSEXUALITY & HOPE / HOMOSEXUALITÉ ET L´ESPOIR / HOMOSEXUALIDAD Y ESPERANZA – F.I.A.M.C.
Los enlaces rotos en español pueden encontrarlos aquí:
Universidad de Navarra: https://web.archive.org/web/20171114140433/http://www.unav.es/cdb/usothomos.html
Diócesis de Alcalá de Henares: https://web.archive.org/web/20191013055851/https://www.obispadoalcala.org:80/noticiasDEF.php?subaction=showfull&id=1334723485&archive=