(3cat/InfoCatólica) El descenso en la celebración de primeras comuniones ya venía produciéndose de manera gradual, pero la pandemia de COVID-19 supuso un fuerte impacto que aceleró esta tendencia a la baja. Joan Àguila, director del Secretariado Interdiocesano de Catequesis de Cataluña, ha señalado a los medios que «antes se perdían algunos fieles cada año, pero la pandemia causó una sacudida».
Estrategias para captar nuevos creyentes
Actualmente, con la apertura de las preinscripciones para la catequesis, las parroquias catalanas están desplegando diversas estrategias para atraer a nuevos fieles. Águila asegura que «hay que ser creativos» y no esperar pasivamente en las iglesias. Algunas parroquias están colocando carteles en lugares públicos, distribuyendo información a la salida de las escuelas o utilizando redes sociales y plataformas como WhatsApp para llegar a más personas.
En la localidad de Canet de Mar, por ejemplo, un sacerdote sostiene un cartel en la salida de una escuela pública para promocionar la catequesis parroquial e invitar a inscribirse. Este tipo de iniciativas buscan contrarrestar la falta de niños que, en algunos casos, ha llevado a que parroquias dejen de celebrar comuniones. Es el caso de Santa María de Gornal, en L'Hospitalet de Llobregat, donde los pocos niños interesados en hacer la comunión son derivados a otra iglesia cercana.
Falta de catequistas y cambios en las comuniones
La disminución no solo afecta a las comuniones, sino también al número de catequistas. En la actualidad, Cataluña cuenta con poco más de 4.000 catequistas, casi la mitad que en 2017. Esta bajada se debe, en gran parte, a la pandemia, ya que muchos catequistas, principalmente personas mayores, dejaron de realizar esta labor por miedo al contagio y no han regresado. Ante esta situación, la Conferencia Episcopal Española ha lanzado una campaña para captar nuevos catequistas.
En cuanto a quiénes son los niños que hoy en día hacen la comunión, un número significativo proviene de familias inmigrantes de América Latina, donde la religión católica está más arraigada. Sin embargo, también se registran casos de familias no practicantes que desean que sus hijos reciban el sacramento por razones socioculturales.
Para aquellos niños que llegan sin apenas conocimiento de la fe cristiana, se ha implantado un curso previo de «despertar», que introduce los fundamentos básicos de la religión y la oración, antes de iniciar el proceso catequético completo.
La primera comunión es un momento significativo para la Iglesia católica, ya que se considera uno de los primeros pasos en la vida de fe, con la esperanza de que los niños continúen su desarrollo espiritual en el futuro.