(Asia News/InfoCatólica) Por tercer día consecutivo la tensión sigue siendo muy alta en Davao, Filipinas, con enfrentamientos entre la policía y los seguidores del predicador evangélico Apollo Quiboloy, una figura muy cercana al ex presidente Rodrigo Duterte contra el cual se ha emitido una orden de arresto por cargos de abuso infantil y trata de personas.
Desde el sábado 24 de agosto 2000 policías están buscando exhaustivamente en las más de 30 hectáreas del complejo del Reino de Jesucristo, la secta religiosa fundada por Quiboloy, en medio de la resistencia de sus seguidores. El objetivo es detener al predicador prófugo de 74 años, quien siempre ha rechazado las acusaciones a través de sus abogados afirmando que fueron inventadas por personas expulsadas del grupo.
La sede del Reino de Jesucristo es una extensa propiedad donde se levantan más de 40 construcciones y una compleja red de túneles, pasajes y espacios ocultos. La policía dice que ha detectado latidos bajo tierra utilizando equipos sofisticados y está decidida a permanecer en el complejo hasta que se capture a Quiboloy. Ayer una protesta de los partidarios del predicador bloqueó una autovía cercana y se produjeron enfrentamientos; el departamento de policía regional dijo que al menos seis policías fueron heridos por los partidarios de Quiboloy mientras los manifestantes acusaban a la policía de utilizar gases lacrimógenos. Una persona también murió de un infarto. Esta tarde los agentes rompieron una nueva barricada que habían levantado y comenzaron a arrestar a algunos manifestantes.
Quiboloy afirma tener 7 millones de seguidores y ha desarrollado su ministerio a través de la televisión, la radio y las redes sociales. Su agrupación es políticamente influyente y está estrechamente vinculada a Duterte, cuya familia gobierna la política en la ciudad de Davao. Los cargos en su contra comenzaron en 2021, cuando algunos fiscales federales de Estados Unidos abrieron investigaciones sobre trata de personas desde Filipinas hacia Estados Unidos y presuntas relaciones sexuales con mujeres y niñas menores de edad que habrían sufrido amenazas de «condenación eterna» si no se entregaban al autoproclamado «hijo de Dios». La agrupación de Quiboloy había dicho que estaba dispuesto a afrontar las acusaciones ante los tribunales, pero el predicador pasó a la clandestinidad en 2022 cuando terminó la presidencia de Duterte y la Justicia filipina también empezó a interesarse en el caso y emitió la orden de arresto.
La inesperada demostración de fuerza de la policía en Davao se llevó a cabo tras la ruptura entre el actual presidente de Filipinas, Ferdinand Marcos Jr., y el clan Duterte. No es casualidad que en las últimas horas la vicepresidenta Sara Duterte, hija de Rodrigo y ex alcaldesa de Davao, haya adoptado una postura dura contra la operación policial en el complejo del Reino de Jesucristo. Aunque declaró que no se opone a la ejecución de una orden de arresto, afirmó que era inaceptable el «uso de la fuerza» contra ciudadanos inocentes y devotos. «Estos actos - comentó - no sólo son una clara violación de derechos constitucionalmente protegidos, sino también una traición a la confianza que los filipinos hemos depositado en la institución que ha jurado protegernos y servirnos».
Apuntando directamente contra el presidente - a quien ya hace varios meses devolvió el cargo de ministro de Educación para retirarse del gobierno - añadió: No puedo dejar de preguntarme si el uso excesivo de la fuerza y el abuso injusto contra ciudadanos filipinos comunes y corrientes en la ejecución de dicha orden de arresto se debe a que el acusado es un conocido partidario de Duterte. También quisiera pedir perdón a todos los miembros, devotos y partidarios del Reino de Jesucristo por haberlos alentado a votar por Bongbong Marcos Jr. en 2022. Espero que puedan perdonarme».
