(CatholicWeekly/InfoCatólica) Tras fundar las Hermanas Misioneras del Sagrado Corazón de Jesús en 1880, la madre Francesca Cabrini sintió una llamada abrumadora a compartir el amor de Cristo con los pobres y huérfanos de China.
Su perseverancia la llevó a reunirse con el Papa León XIII en 1887, quien se mostró escéptico debido a su mala salud y a sus limitaciones como mujer, según entonces se veía. «No a Oriente, sino a Occidente», le dijo el Papa.
En lugar de China, la Madre Cabrini fue enviada a Nueva York con seis hermanas para atender a sus compatriotas italianos. La historia de la santa es el tema de Cabrini, la última película biográfica de Angel Studios.
En respuesta a las dudas del Papa, la Madre Cabrini responde: «Podemos servir a nuestra debilidad o a nuestro propósito. No podemos hacer ambas cosas».
Aunque es más ficción que realidad, el encuentro entre la Madre Cabrini y el Santo Padre incluye el núcleo de lo que el director Alejandro Monteverde (Sonrisas y lágrimas) intenta expresar en Cabrini.
Manteniendo sus convicciones, la Madre Cabrini y sus seis hermanas se convirtieron en testigos del «Imperio de la Esperanza» de Dios, como ella describía su red de orfanatos, escuelas y hospitales.
Tras su llegada, la Madre Cabrini y sus hermanas aprenden rápidamente las duras realidades de la vida en la ciudad de Nueva York del siglo XIX, ya que estas mujeres extraordinarias se enfrentan a duras resistencias, a la marginación y a la discriminación de los inmigrantes en general por razones de raza, pobreza y de sexo, por parte de instituciones del Estado e incluso de la Iglesia.
Con su amor a Dios y a los más vulnerables para fortalecer su determinación, las hermanas persisten y comienzan los planes para un nuevo orfanato.
Un orfanato se convierte en dos y, ante la creciente necesidad de asistencia médica para la marginada comunidad italiana, las hermanas pronto tienen la vista puesta en un hospital que proporcionaría atención de alta calidad a todas las personas y que ayudaría a financiar el crecimiento de su misión en todo el mundo.
La fuerza y la fe inquebrantable de las hermanas en el cuidado de los pobres y más necesitados y abandonados por la sociedad, es un ejemplo para miles de millones de mujeres y hombres cada día.
La Cabrini de Monteverde está artísticamente bien realizada.
Desde los decorados y el diseño de vestuario hasta el sonido y el montaje, el equipo creativo de la película construyó un mundo auténtico para transportar esta notable historia. El célebre director de fotografía español Gorka Gómez Andreu, conocido por su trabajo con las sombras y la luz, introduce al espectador en este mundo oscuro y descarnado desde la primera escena.
El inquietante resplandor de las farolas y las hogueras en las sombrías calles de Five Points da vida al pasado, y el contraste de Gorka entre tonos suaves y siluetas duras añade riqueza visual a la trama. En contraste, las escenas del Vaticano, bellamente iluminadas, evocan una sensación de distanciamiento entre los italianos de Roma y sus compatriotas de Nueva York.
Los suburbios contrastan con los campos ondulados de Hudson Heights, a las afueras de Nueva York, que presagian el lugar donde las hermanas construirían un internado y donde la propia Madre Cabrini sería enterrada.
En el papel de la Madre Francesca Cabrini, la actriz italiana Cristiana Dell'Anna ofrece una interpretación sobresaliente, auténtica, emotiva y cautivadora. La imponente presencia en pantalla de Dell'Anna transmite la pasión y la vulnerabilidad que movieron a la Madre Cabrini a crear su «Imperio de la Esperanza», su red mundial de instituciones.
El reparto de la película es igual de excepcional, con un conjunto que incluye caras conocidas como John Lithgow, David Morse y Giancarlo Giannini, aunque quizás estén infrautilizados.
Algunos aspectos criticables de la película
Aunque la historia de la perseverancia de una mujer fiel en un mundo de pobreza y opresión se desarrolla siguiendo las líneas de la moral católica, el guión será criticado por caer en el esquema víctima-opresor tan común en el cine actual.
Esto da lugar a algunos casos de frases mal pronunciadas o de efectos visuales que exageran un punto que ya está firmemente establecido.
Cuando la Madre Cabrini es rechazada por hombres poderosos, como el Papa, la película le hace preguntar de forma torpe: «¿Es porque soy mujer?».
En otra escena, las hermanas atienden a una habitación llena de heridos tras un accidente minero mientras el cura local permanece sentado, incapacitado por el shock.
La escena podría haber mostrado con más sutileza la fortaleza de las hermanas en el cuidado de los heridos, dejando que el sacerdote diera la extremaunción a los hombres, en lugar de convertirlo en el espejo de la virtud de las hermanas.
A pesar de algunos momentos de sermoneo, la película hace bien en respetar los hechos históricos y resistirse a la tentación de transformar la película en un comentario sobre la política contemporánea, especialmente en un año de elecciones en Estados Unidos.
La difícil situación de los inmigrantes italianos en los Estados Unidos del siglo XIX se mantiene en pie por sí misma, en lugar de convertirse en una representación de la polarizante crisis de los refugiados que envuelve al mundo occidental.
Con esta película cosechando críticas abrumadoramente positivas tanto de publicaciones religiosas como laicas, Angel Studios parece haber encontrado una fórmula ganadora y se está convirtiendo rápidamente en un nuevo fenómeno de la industria cinematográfica.
Cabrini, de Monteverde, gozará sin duda de los elogios como los recibidos por The Chosen y Sound of Freedom y, al hacerlo, educará a millones de personas sobre la extraordinaria vida de la Madre Francesca Cabrini, cuya perseverancia cambió la Iglesia y el mundo para mejor.
La película ha sido clasificada PG-13 por «material temático, algo de violencia, lenguaje y tabaco».
