(Zenit/InfoCatólica) Monseñor Migliore lamentó que “demasiado a menudo es la falta de intervención la que hace el verdadero daño -lamentó-. La experiencia enseña que hay buenas razones para avanzar posiciones en favor de la reforma del derecho de veto con el fin de limitar su ejercicio”.
Según el arzobispo, “la reforma del veto resulta especialmente necesaria en un momento en que experimentamos la paradoja obvia de un consenso multilateral que sigue estando en peligro porque aún está subordinado a las decisiones de unos pocos, mientras que los problemas del mundo exigen intervenciones en forma de accione colectiva de la comunidad internacional”.
En este contexto, la Santa Sede apoya la opinión expresada por otras delegaciones de “que los miembros permanentes del Consejo de Seguridad deben comprometerse a no emitir un veto en situaciones en las que estén implicados el genocidio, los crímenes de lesa humanidad, crímenes de guerra, graves violaciones del derecho internacional humanitario o actos similares”.
“Como mínimo, en un esfuerzo por llegar a una solución oportuna y más representativa para este tipo de situaciones graves, el número de votos de respaldo a las decisiones del Consejo de Seguridad no debería requerir el voto afirmativo de más de dos miembros permanentes”, indicó el nuncio Migliore.
“De lo contrario”, continuó, “un miembro permanente podría emitir un voto negativo, indicando que el voto en contra de una propuesta determinada no debe entenderse como un veto y que su oposición no es de naturaleza tal como para justificar el bloqueo de una decisión .
Por otra parte, monseñor Migliore destacó que “resulta crucial un mayor diálogo abierto y cooperación entre los miembros permanentes del Consejo de Seguridad y los demás, para evitar obstrucciones que pueden surgir para adoptar una resolución”.
El representante de la Santa Sede expresó su confianza en que la decisión para reformar el derecho de veto favorezca “la transparencia, la igualdad y la justicia”.
El pasado 15 de septiembre, monseñor Migliore ya afirmó, ante los micrófonos de Radio Vaticano, que el veto "ya no puede ser visto en términos de privilegio o de poder, sino que debe ser considerado a la luz de la justicia y de la solidaridad para responder rápidamente a las emergencias internacionales".
En aquel momento, el observador permanente se refirió a la reforma que la ONU necesita para evitar perder relevancia, una reforma que, en su opinión, afecta a la manera como se toman las decisiones.
Y señaló: "La cuestión está en la voluntad política de cada uno de los miembros que componen la Organización, y especialmente de los que ejercitan una mayor influencia política, económica, militar o demográfica, de saber usar, es decir, de tener la audacia de promover los propios intereses nacionales en el contexto y en función de la promoción del bien común mundial".
Monseñor Migliore defendió en ese momento la democratización de la ONU destacando que “actualmente, las grandes cuestiones económicas y financieras se debaten y regulan en el seno de grupos restringidos, como el G8 y el G20, mientras que las Naciones Unidas representan el G192".