(CruxNow/InfoCatólica) Diversos líderes religiosos de África han instado a la Unión Africana, a los gobiernos y a las organizaciones regionales a tomar acciones inmediatas para prevenir la repetición del genocidio en Darfur y otros graves crímenes de guerra y contra la humanidad.
En una declaración unificada emitida el 24 de junio, representantes de varias organizaciones ecuménicas, incluyendo la Asociación de Conferencias Episcopales Miembros de África Oriental (AMECEA), así como Pan para el Mundo y el Consejo Mundial de Iglesias, expresaron su inquietud por la persistente violencia y violaciones de derechos humanos en un país africano afectado por la pobreza.
La declaración, firmada por el Padre Antony Makunde, Secretario General de la Asociación de Conferencias Episcopales Miembros de África Oriental, destaca la grave situación del conflicto en curso que ha desplazado a cientos de miles de personas y causado cientos de muertes.
El conflicto no muestra signos inmediatos de acabar. Es preocupante que los líderes militares involucrados en el conflicto actual también estuvieran implicados en el genocidio de Darfur hace 20 años. El general Abdel-Fattah Burhan, actual jefe de las Fuerzas Armadas de Sudán, está enfrentado al general Mohammed Dagalo, líder de las Fuerzas de Apoyo Rápido, después de haber formado una alianza temporal para derrocar al gobierno de Omar Al Bashir en 2019.
A medida que la lucha por el control de Jartum, la capital, continúa, hay cada vez más pruebas de que las Fuerzas de Apoyo Rápido, que surgieron de los Janjaweed, están llevando a cabo otra guerra en Darfur. En 2003, el expresidente Bashir desató a los Janjaweed, una milicia tribal árabe, para sofocar una rebelión no árabe que protestaba contra las desigualdades percibidas en su gobierno. Los combates resultaron en al menos 300.000 muertes y 2.5 millones de desplazados, según las Naciones Unidas, y llevaron a acusaciones de genocidio, crímenes contra la humanidad y crímenes de guerra contra Bashir y otros.
En el actual conflicto, los Janjaweed, presuntamente respaldados por las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF), han vuelto a emerger y están sembrando el caos entre la población no árabe de Darfur. Esta situación está siendo considerada como otro caso de genocidio en curso.
Marwa Tageldin, residente de Dafur, publicó en su cuenta de Twitter el 32 de junio: «El 50% de los jóvenes han muerto en combate. No hay forma de contar los muertos, no hay gobierno. Hay cadáveres en las calles y en las casas», sin embargo, no se trata de información verificada.
De acuerdo con Reporteros sin Fronteras, se estima que al menos 2.800 personas han perdido la vida y 2,8 millones han sido desplazadas debido al conflicto en curso.
En su declaración del 24 de junio, los líderes religiosos expresaron su profunda preocupación por la destrucción indiscriminada y el saqueo de infraestructuras civiles y públicas, incluyendo escuelas y hospitales. También manifestaron su inquietud por el uso continuado de ciudadanos y civiles como escudos humanos, lo cual los expone a graves peligros.
Haciendo una referencia al «sentido llamamiento del Papa Francisco a las partes beligerantes para que depongan las armas y llamen al diálogo», los líderes de la Iglesia pidierno a los ciudadanos permanecer «vigilantes para no ser instrumentalizado para el conflicto y la división, y rechace todas las formas de violencia; que se levante y exija colectiva y pacíficamente soluciones sostenibles para poner fin a la violencia actual; y que extienda continuamente la mano de la misericordia y el amor a todos, y especialmente a aquellos que han sufrido gravemente las consecuencias de la violencia, independientemente de su identidad y afiliación social, étnica, religiosa y política».