(KathPress/InfoCatólica) Una comunidad de hermanas carmelitas descalzas ha abandonado su convento en el centro de la ciudad y desde 2018 ha convertido una antigua granja en un Carmelo. Como informa el canal checo de Radio Vaticano con un vídeo, algunas de las hermanas contemplativas incluso aprendieron a conducir un tractor y una oruga en el proceso. Según el reportaje, recibieron una dispensa (permiso especial) del Vaticano por el tiempo de las obras. En realidad, las tareas centrales de la orden son la oración y el sacrificio por las intenciones de la Iglesia y el pueblo.
El Carmelo de San José de Praga se fundó en el siglo XVII. En 2005, la comunidad decidió buscar un lugar más adecuado para vivir, ya que el monasterio de la plaza del Castillo de Praga solo tenía un pequeño jardín y el ruido en el barrio iba en aumento. En 2018, compraron la antigua granja de Drasty, al norte de Praga. El traslado tuvo lugar a principios de 2020.
Según las monjas, el lugar estaba en un estado terriblemente descuidado; muchos ya no creían que la restauración fuera posible. Al principio, las hermanas trabajaban solas en la zona. Más tarde, el patrón de los artesanos, San José, envió muchos y generosos ayudantes.
Con la ayuda de una empresa constructora, la ruinosa casa solariega se salvó y se convirtió en una futura casa de huéspedes para particulares, familias y grupos con programas espirituales. Hasta que se ocupe el monasterio propiamente dicho, cuyo armazón ya está en pie, las monjas ocupan la casa desde principios de 2020. También se está construyendo una capilla pública en honor de Santa Teresa de Ávila en una esquina del monasterio. Ahora todos los trabajos se concentran en la construcción interior, según explicaron. Sin embargo, debido a las subidas de precios en el sector de la construcción, actualmente faltan fondos para su finalización.
El portavoz que aparece en el vídeo informa: «Drasty se ha convertido en nuestro hogar: un lugar donde podemos vivir de forma mucho más natural, en contacto con la naturaleza y en una nueva conexión con su Creador. Los visitantes hablan a menudo de la paz y la alegría que experimentan en este lugar, y esperamos que la zona se convierta en algo vivificante para todo el vecindario».