(SIC/InfoCatólica) Lolo, como era conocido familiarmente, nació en Linares (España) en 1920 y murió en la misma ciudad el 3 de noviembre de 1971. En su juventud, caracterizada por una alegría juvenil y contagiosa, se inscribió en la Acción Católica, donde fue un miembro activo y un elegido para diversos cargos directivos. Ya entonces comienza en él una piedad eucarística y tierna devoción mariana que le marca hondamente en toda su vida posterior. El lema de la A.C. (“Piedad, estudio y acción”) lo vivió intensamente.
Todavía muy joven, a los 16 años, durante la persecución religiosa en España, es designado como “tarsicio” para llevar clandestinamente la comunión; él comentará años más tarde esa preciosa y peligrosa misión suya. Por ello fue encarcelado y pasó la noche del Jueves santo en prisión, sin embargo en esa noche tuvo el gozo de estar horas y horas –junto con otros presos- en adoración al Santísimo Sacramento, porque su hermana pequeña, Lucy, se lo pudo pasar escondido en un ramote flores.
En los años 1939 1942 es un activísimo miembro de la Juventud de A.C. lleno de ilusión apostólica.
Pero desde su adolescencia la vocación de Lolo era el periodismo: Con gran ilusión escribirá todavía siendo un joven sano: “Jóvenes de Acción Católica, ¿Qué os parece? ¿No creéis que si cada uno de nosotros tuviéramos un micrófono de Cristo no sería ello el mejor y más valiente de sus adelantados?”.
Y cuando la enfermedad y la invalidez total cambia su vida, desde su sillón de ruedas se convierte en escritor y periodista fecundo: 9 libros y cientos de artículos de prensa, que son para él el cauce de su afán evangelizador. Su casa se convierte en centro de orientación, de alegría y de vocación para muchísimos jóvenes, y en centro de apostolado entre los enfermos: con monasterios de contemplativos y enfermos incurables funda la “Obra pía: SINAÍ”, grupos de oración por la prensa.
Sus 28 años de total invalidez tienen su secreto: la honda piedad eucarística y la sencilla devoción mariana. (Ver www.amigosdelolo.com ).
Tras la declaración de vida y virtudes heroicas, la Congregación para las causas de los Santos ha estudiado una curación como posible milagro atribuido a la intercesión del Venerable Manuel Lozano Garrido.
Un niño de 2 años, enfermo de sarampión, agravó tanto que degeneró, en breve, en peritonitis. Fue intervenido, pero a los pocos días la enfermedad degeneró en íleo paralítico por lo que precisó una nueva intervención, extirpándole más de 20 ctmos. del mismo, a pesar de su corta edad. La gravedad aumentó hasta producirse cólico fecaloideo. El niño había pasado de 14 kg. de peso, a 7 kg. y no respondía a los fortísimos tratamientos antibióticos. Se produce un agravamiento con estado de septicimia por pseudomonas, esperándose la muerte inminente. En los momentos de más peligro, se le colocó el Crucifijo de Lolo bajo la almohada de la cabecita, y siguió la curación.
El proceso sobre esta curación se tramitó en 1999-2000, y una vez que fue declarado Venerable el Siervo de Dios, (así es la praxis de la Congregación para las Causas de los Santos), a los pocos días de tal declaración (el 17 enero 2008) fue estudiado el caso por los médicos de la Congregación Vaticana y un mes después por los PP. Teólogos de la misma Congregación. Unos y otros expresaron su voto favorable.
Ahora el 29 de septiembre de 2009, ha sido estudiado por los PP. Cardenales que también han emitido su parecer positivo y así ya queda concluido el proceso para someterlo a la decisión que proceda por el Santo Padre.
La figura de este sencillo hombre de Dios, el Venerable LOLO, es un faro potente para jóvenes que buscan luz en su camino; para periodistas y escritores que quieran poner el Evangelio en el enfoque de sus trabajos; para los seglares que pueden ver cómo la vida sencilla del trabajo ordinario de cada día puede ser cauce de santificación, con la fuerza de la Eucaristía y la ayuda de Santa María; para los enfermos que sufren: pueden mirar en él un enfermo que hace de su dolor un camino de santificación y apostolado; para la Acción Católica que se puede alegrar de tantos frutos maduros como en sus filas crecieron y se santificaron; por ello, en estos años, está celebrando el Foro Internacional de la Acción Católica estos frutos de santidad: “La A.C. escuela de santidad”.
Los escritos de Lolo, tienen en muchas de sus páginas verdadera hondura mística. Sólo de un hombre, que vive en Dios y que vive de Dios, pueden salir los preciosos renglones de apasionado joven y ardiente escritor movido por la fe y por el evangelio de Jesús.
La Santa Madre Iglesia podrá sentirse feliz de presentar al mundo hijos maduros como este Lolo: que es joven entre los jóvenes, alegre por encima del dolor; que es enfermo, que toma su cruz y se siente gozoso de estar, como María, a los pies de Jesús crucificado; seglar que vive su Bautismo con exigencia apostólica; escritor y periodista que supera sus limitaciones grandísimas con la ilusión de contagiar su fe, su alegría y su esperanza.
Hoy hay que exclamar con alegría: ¡Bendita Acción Católica!, que llega a producir apóstoles como éste Venerable Lolo, o como tantos otros anónimos padres de familia, sacerdotes, misioneros, colaboradores parroquiales… que supieron beber en las fuentes del lema “piedad, estudio y acción”.