(Fides/InfoCatólica) En los últimos días, los medios de comunicación iraquíes han dado un nuevo énfasis a la campaña promovida por el movimiento sadrista en favor de los ciudadanos cristianos y mandeos que habían sufrido la usurpación arbitraria e ilegal de casas y tierras por parte de individuos o grupos organizados en los últimos años. Hakim al Zamili, representante del partido encabezado por el líder chiíta Muqtada al Sadr, que ganó las elecciones políticas del 10 de octubre, ha informado de la evolución de la iniciativa.
En particular, las actualizaciones de la campaña lanzada por el movimiento sadrista se referían a la restitución a los propietarios cristianos de una treintena de propiedades previamente usurpadas ilegalmente en la zona de Bagdad. La prensa también ha informado de operaciones similares previstas en las provincias iraquíes de Basora, Nínive y Kirkuk.
Los recientes movimientos en la escena política iraquí han demostrado claramente que la defensa de los derechos violados de los propietarios cristianos no es exclusiva del partido sadrista. El lunes 22 de noviembre, el juez Faiq Zidan, presidente del Consejo Judicial Supremo -máximo órgano administrativo de la judicatura ordinaria- recibió a una delegación del «Movimiento Bablonia», formación política que en las elecciones del 10 de octubre obtuvo cuatro de los cinco escaños reservados a los diputados de confesión cristiana. La delegación incluía a Ryan al Kildani, secretario general del Movimiento, y a Evan Faeq Yakoub Jabro, ex ministro de Refugiados y Migración del gobierno saliente de Mustafa al Kadhimi. Durante la reunión, informan las fuentes del Consejo Judicial Supremo, las conversaciones se centraron exclusivamente en los problemas relacionados con los bienes inmuebles de los propietarios cristianos y las medidas a tomar para proteger sus derechos de propiedad. En esta ocasión, los representantes del Movimiento de Babilonia también expresaron su plena confianza en el trabajo del juez Zaidan.
A principios del 2021, como informó en su momento la Agencia Fides, el líder chiíta iraquí Muqtada al Sadr, dispuso la creación de un comité encargado de recopilar y verificar noticias y denuncias sobre casos de expropiación y apropiación no autorizada sufrida en los últimos años por propietarios cristianos y mandeos (estos últimos pertenecientes a una minoría religiosa que sigue doctrinas de matriz agnóstica) en diversas regiones del país. El objetivo de esta operación patrocinada por el líder chiita – se leía en el comunicado - era restaurar la justicia, poniendo fin a las violaciones que afectan los derechos de propiedad de los «hermanos cristianos», también cuando fueron cometidas por miembros del mismo movimiento Sadrista. La solicitud de denunciar los casos de expropiaciones ilegales sufridas estaba dirigida también a las familias de cristianos que habían abandonado el país en los últimos años. El fenómeno de las casas y tierras arrebatadas ilegalmente a sus legítimos propietarios cristianos, se ha hecho posible y se ha afianzado gracias a la colusión y la ayuda de funcionarios corruptos y deshonestos, que se ponen al servicio de estafadores y grupos organizados que realizan fraudes. El robo «legalizado» de las propiedades de las familias cristianas está estrechamente relacionado con el éxodo masivo de cristianos iraquíes, tras la intervención militar liderada por Estados Unidos para derrocar al régimen de Saddam Hussein. Los estafadores se apoderan de viviendas y bienes que se han quedado vacías, contando con la fácil predicción de que ninguno de los propietarios volverá a reclamar la propiedad.
Ahora, los pasos que está dando el «Movimiento Babilonia» sugieren que también la protección de la propiedad de los cristianos iraquíes podría convertirse pronto en un área de competencia entre grupos y bloques políticos opuestos. Una «competencia» que no parece estar exenta de la tentación y de las ilusiones -cultivadas en diferentes ambientes y formas- de hacer depender el presente y el futuro de los cristianos de Irak y de Oriente Medio enteramente de la disponibilidad garantizada de acceso al dinero y a los bienes inmuebles y de las pretensiones de su propia importancia sociopolítica. Olvidando -como sugirió recientemente el arzobispo palestino Michel Sabbah, patriarca emérito de Jerusalén de los latinos, con palabras proféticas- que los interrogantes y también las incertidumbres sobre el futuro de los cristianos en Oriente Medio no son una cuestión de números, aunque los números sean importantes, sino que son una cuestión de fe».