(Fides/InfoCatólica) Los interrogantes y también las incertidumbres que se ciernen sobre el futuro de los cristianos en Oriente Medio «no son una cuestión de números, aunque los números sean importantes, sino que son una cuestión de fe». Así lo afirma el arzobispo palestino Michel Sabbah, patriarca emérito de Jerusalén de los latinos, basándose en las numerosas sugerencias contenidas en el documento «Elegimos la vida» sobre la condición y las perspectivas de futuro de la presencia cristiana en Oriente Medio, editado por el equipo ecuménico de teólogos y estudiosos Nakhtar al Hayat.
En el discurso enviado como contribución a la presentación oficial del documento, celebrada el martes 28 de septiembre en la ciudad libanesa de Antelias, Sabbah ha señalado la publicación del texto como una oportunidad ofrecida a todas las Iglesias y comunidades eclesiales de Oriente Medio para «reconsiderar nuestro mensaje cristiano». El propio Cristo – ha continuado el Patriarca -, ha dicho que si tuviésemos un poco de fe podríamos mover montañas, es decir, podríamos cambiar las condiciones en las que estamos. La pregunta es: ¿somos creyentes? Entonces, ¿por qué no podemos mover montañas?».
En su presentación y apreciación de las numerosas ideas dispersas en el documento, el Patriarca emérito de Jerusalén de los Latinos ha llamado la atención sobre los problemas «que nos conciernen ante todo como cristianos, como por ejemplo nuestra unión, el hecho de tener un solo corazón y compartir las mismas intenciones. Es necesario respetar las peculiaridades de cada Iglesia – ha seguido diciendo Sabbah -, pero el amor no tiene fronteras, y ningún sectarismo lo ahoga. Todo cristiano debe ser educado para amar a todos los demás cristianos, tanto de su propia Iglesia como de otras Iglesias. Y luego, es necesario trabajar con todos para construir juntos nuestra sociedad plural».
Continuando con la presentación del documento, el patriarca Sabbah ha recordado que las comunidades cristianas de Oriente Medio están llamadas a revisar su relación con lo que ha definido como «el Occidente político» y con los procesos de globalización, para evitar caer en las trampas de nuevas formas de «colonialismo abierto o encubierto».