(ACN/InfoCatólica) «Los iraquíes» ha remarcado el Primer ministro durante el encuentro «somos fuertes en nuestra pluralidad cultural y religiosa, y seguiremos siendo un símbolo de convivencia, tolerancia y verdadera ciudadanía, a pesar de todos los escollos de los grupos oscuros que han fracasado en sus planes de destruir nuestro maravilloso país». La presencia de comunidades cristianas en Irak desde tiempos apostólicos, ha remarcado el líder político iraquí, confirma la capacidad de apertura que caracteriza a las civilizaciones que se han sucedido desde la antigüedad en el espacio territorial de Mesopotamia.
Al Kadhimi, ex periodista, ex jefe de los servicios secretos iraquíes, amigo del príncipe saudí Mohammed Bin Salman, se había asilado a Gran Bretaña en la década de los años 1980 y, después de obtener la ciudadanía británica, regresó a su tierra después de las intervenciones militares conducidas por Estados Unidos que llevaron a la caída del régimen de Saddam Hussein.
Crear lazos de unión
En su encuentro con diversos representantes de las comunidades cristianas locales, el Primer ministro ha mencionado que las instituciones políticas están llamadas a combatir la corrupción y promover una convivencia solidaria entre los diferentes componentes sociales y religiosos, afirmando el principio de ciudadanía y protegiendo a las distintas afiliaciones religiosas de cualquier discriminación sectaria.
El arzobispo apostólico armenio Avak Asadourian, actual secretario del Consejo de líderes de las comunidades cristianas iraquíes, hablando en nombre de toda la delegación ha elogiado los esfuerzos del actual gobierno iraquí para proteger el pluralismo cultural y religioso de la nación.
En junio del año pasado, poco después de asumir el cargo de Primer ministro al Kadhimi, durante una visita a Mosul y la provincia de Nínive, había expresado su amargura y aprensión por el éxodo silencioso que está matando a las comunidades cristianas arraigadas por milenios en los territorios de la antigua Mesopotamia.