(Petra Lorleberg/kath.net) El nuevo himno de la Jornada Mundial de la juventud 2023 «Há Pressa no Ar» (Hay prisa en el aire) le sienta bien a la postergada Jornada mundial de la juventud: jóvenes tranquilos que exploran el mundo con miradas radiantes y admiran antiguas iglesias. Las resonancias portuguesas en la música –incluída la introducción con la guitarra– transmiten un ambiente de libertad y de vacaciones, que se anhela urgentemente luego de este tiempo marcado por las restricciones del coronavirus; y uno se sorprende, agradecido, de no tener que ver ninguna mascarilla en el videoclip. La pegadiza melodía no está sobrecargada de artísticas variaciones, sino que cualquiera que esté metido en la música podría tamborilearla. La primera impresión es: ¡un himno bien logrado!
El texto alude al lema de la Jornada mundial de la juventud: «María se levantó y partió sin demora» (Lc 1, 39), e invita a ponerse en camino con María, la madre de Dios, que está encinta, para ir donde su prima Isabel. El párroco Joao Paulo Vaz invita a los jóvenes, con su texto, a encontrar el Sí «con María», a servir y a cumplir la voluntad del Padre. «Somos llamados a estar con Jesús». «Todos escuharán nuestra voz. Levantemos nuestras manos, hay un murmullo en el aire. Jesús vive y no nos deja solos». Quienes buscan, se ponen en camino, para también descubrir, «lo que he visto… no mires atrás, no digas no, escucha tu corazón y entrégate sin temor a ese llamado».
Por otra parte, el videoclip se queda muy a la zaga de este texto rico en contenido. Ciertamente, los jóvenes se ven alegres y simpáticos, abiertos y curiosos frente a la vida. En el videoclip se trata de la alegría de vivir y de la unión, de un recorrido turístico y de la admiración que despiertan antiguas catedrales. Por lo menos, el tema del «amor al prójimo» está suficientemente bien logrado: una señora de edad recibe de regalo unos pasteles, y con mirada radiante los iza en un pequeño canasto hasta su ventana. También es valioso que haya una persona en silla de ruedas (no obstante, hubiera sido mejor que se impulsara por sí misma y no que alguien la condujera).
Con todo, en el videoclip se echa de menos, con tristeza, la referencia al «aspecto religioso» de la fe concreta. Mientras que en el logo de la Jornada mundial de la juventud se ven claramente los cuatro símbolos: la Cruz, María, el camino-peregrinaje, y el rosario, dichas referencias no aparecen por ningún lado en el videoclip. Se visitan las antiguas catedrales, pero nadie se detiene a contemplar una figura de Jesús o María; nadie se sienta o se arrodilla en actitud de oración; nadie participa de la celebracion de una santa Misa; nadie reza el rosario o siquiera lo sostiene por un momento en la mano; nadie lleva visiblemente una cruz en el cuello (una sola persona parece llevar una cruz, pero no se ve con claridad); nadie lleva una Biblia; nadie se persigna. Si este debía ser un videoclip ligero, entonces he de decir, molesta: ¡felicitaciones, la superficiliadidad es absoluta! El ser cristiano como un evento vacacional…
Pese a todo, pienso que muchas personas escucharán y cantarán con gusto el nuevo himno de la Jornada mundial de la juventud, yo, entre ellas. Confiemos y recemos para que los jóvenes que van a peregrinar a Lisboa lleguen a conocer en plenitud el Evangelio de Cristo.
Traducción de LCH