(AsiaNews/InfoCatólica) Sheeza Maqsood es una joven cristiana de 16 años, que vive en Bismillahpur (Faisalabad). Lamentablemente el 28 de septiembre por la noche, cuando ya se iba a dormir junto con su mamá y su hermanita de 12 años fue secuestrada. Su padre y sus hermanos se encontraban fuera de casa trabajando.
Su madre relata lo sucedido: «Eran cerca de las 10 de la noche, cuando un tal Tallah Haider irrumpió en la casa con dos amigos suyos, y un arma en la mano. Amenazó con matarnos si gritábamos; arrastraron a Sheeza y se la llevaron. Nosotras comenzamos a llorar y para que parásemos nos golpeaban. Mientras se llevaban a nuestra Sheeza empezamos a gritar. Khalida Irfan y Nazir Masih, unos parientes que viven cerca de casa, escucharon los gritos y acudieron, pero los secuestradores huyeron con Sheeza, en sus motocicletas».
Sheeza cuenta «que fue raptada por tres hombres: Tallah, Salman y Nomi. La cargaron sobre una motocicleta y viajaron por una hora y media hasta llegar a una casa vacía y abandonada, donde los tres hombres la violaron. Lloraba y gritaba pidiendo ayuda, pero no había nadie que pudiera salvarme.
Después de tres días me llevaron hasta una mezquita y a punta de pistola, me obligaron a convertirme al islam. De inmediato, me llevaron al tribunal [islámico], donde nos esperaban un Molana [doctor coránico] y un abogado. Me pidieron que coloque mi huella dactilar en unos documentos que certificaban que yo me casaba con Tallah por mi voluntad. Dijeron que, si no aceptaba, matarían a mi padre y a mis hermanos. En el tribunal también estaban presentes Rubina Bibi, Halima Bibi y la madre de Tallah. Como me negué, todos comenzaron a golpearme y a forzarme para que colocara mi huella digital en los documentos. Tenía miedo a los golpes y el temor por mi padre y mis hermanos me obligaron a aceptar».
La joven fue trasladada a una aldea de Roshanwala, donde estuvo como prisionera y fue violada continuamente, durante un mes y medio. Intentó huir muchas veces, pero no lo logró.
Un día, el hombre que le habían impuesto como marido, olvidó su celular en la habitación, Sheeza llamó a su hermano Rehmat Naseer, y le explicó dónde se encontraba. Él salió a buscarla de inmediato. Al llegar al lugar, comenzó a llamarla. Apenas sintió su voz, Sheeza trepó el muro y logró huir con su hermano.
Ya ha vuelto a casa y su familia exige justicia y tratan de difundir el caso con la esperanza de que actos como estos no vuelvan a suceder.
Ellos continúan recibiendo amenazas de muerte por parte de sus captores.
El presidente de «Minority security, Pakistan» Baba Intizar Gill, se ha pronunciado y solicita al Ministro de Justicia y al comandante del Ejército que se brinde protección a las minorías y a sus hijas. Muchos actos como este se producen con frecuencia en esta zona y son apoyados por la justicia, la cual aprueba estos actos abominables de violencia y discriminación.