(LifeSiteNews/InfoCatólica) Cuando Seo Jin Wook se reunió con un pequeño grupo en una casa privada en Izhevsk, Rusia, para estudiar la Biblia con ellos, no tenía idea de que lo llevaría a su deportación y a una multa de aproximadamente 400 dólares por el gobierno ruso. Sin embargo, en virtud de una ley llamada «anti-extremismo» aprobada en 2016, esta es la nueva normalidad para las personas religiosas en Rusia que buscan compartir su fe.
La naturaleza vaga de la ley significa que cualquier persona corre el riesgo de violarla.
A principios de este mes, Nikita Glazunov fue multado por un tribunal en Kazán, Rusia, por organizar una misa católica en la sala de conferencias de un hotel. Fue acusado en parte de invitar a lo que la corte llamó un «predicador extranjero» a celebrar la misa sin autorización escrita para participar en actividades misioneras.
Glazunov es una de varios casos afectados por esta ley «anti-extremismo»ra en Rusia solo en la primera mitad de 2020.
Las constantes violaciones de Rusia a la libertad religiosa llamaron la atención de la Comisión de Libertad Religiosa Internacional de Estados Unidos en una audiencia el miércoles. USCIRF recomendó que Rusia sea designada País de Particular Preocupación por el Departamento de Estado este año debido a las políticas represivas del país.
Desafortunadamente, el legado de la actitud de la Unión Soviética hacia los grupos religiosos perdura en la Rusia contemporánea. En la audiencia, Elizabeth Clark describió la actitud del gobierno ruso hacia las religiones diciendo que «la visión de la religión en la era soviética era permisible siempre que apoye al estado»
Muchos grupos religiosos son víctimas de la ley discriminatoria «anti-extremismo» de 2016 conocida como la «ley Yarovaya». La secta de los testigos de Jehová han sido un blanco especial. El vicepresidente de la USCIRF y presidente de la FRC, Tony Perkins, señaló: «En febrero de 2019, las fuerzas del orden de Rusia detuvieron y torturaron a un grupo de 19 testigos de Jehová, que fueron golpeados, asfixiados y sometidos a descargas eléctricas mientras estaban bajo custodia. Lamentablemente, continúan los informes similares de tortura. en el presente».
Emily Baran testificó en la audiencia que la propaganda soviética historias absurdas sobre los testigos de Jehová durante décadas, «acusándolos de robo, adulterio, comportamiento antiestatal, corrupción, codicia, violencia sexual, asesinato y colaboración con los nazis». Esa propaganda nunca ha sido rectificada, y los medios rusos no hacen nada para corregir las décadas de mentiras contadas bajo el régimen comunista.