(Asia News) El primado de los católicos bielorrusos, el arzobispo metropolitano Tadeusz Kondrusiewicz, expresó su contrariedad por esta limitación de los derechos de los creyentes, y la negación de un templo religioso como lugar de refugio.
El arzobispo recordó que las fuerzas del orden «por definición, están para proteger las libertades fundamentales de los ciudadanos, lo que incluye la libertad religiosa y no para obstaculizar su cumplimiento». El prelado definió las acciones de la policía como «inadecuadas y contradictorias», solicitó una investigación sobre los hechos, y que los culpables sean castigados como marca la ley.
«Estas acciones, así como otras similares realizadas por parte de los responsables del orden público, no ayudan a aplacar la tensión y tampoco favorecen un rápido regreso de la paz y la concordia a la sociedad bielorrusa. Justamente en un período en el que la Iglesia Católica trabaja con todas sus fuerzas por la reconciliación y el diálogo, a fin de resolver un conflicto político que jamás se había visto en nuestro país», se lee en el comunicado de Kondrusiewicz.
En la noche del 26 de agosto, los policías dispersaron a miles de manifestantes que se habían reunido en la Plaza de la Independencia, en Minsk, para protestar contra el dictador Lukashenko; un centenar de ellos entraron en el templo, donde se encontraban muchos fieles reunidos, para la celebración vespertina.
Los Omon (ndr:fuerzas especiales) bloquearon el ingreso y la salida durante horas, y al reabrir las puertas arrestaron a varias personas.