(ACN/InfoCatólica) El Patriarca caldeo católico Louis Raphael I Sako ha informado de que los servicios médicos del país, de por sí casi inexistentes desde el derrumbamiento del régimen de Saddam Hussein en 2003, ya están colapsados con los más de 5.000 casos de COVID-19 declarados por las autoridades federales iraquíes.
El pasado jueves, en una entrevista con la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN), el Patriarca afirmó: «La situación con el virus está empeorando, no es posible controlarlo». Asimismo, dijo que debido a la falta de infraestructuras y de prestaciones de asistencia sanitaria y social, la escasa creación de empleo y la corrupción, la protección de la población ante el virus es muy limitada, y añadió: «Hay muchos problemas -no hay dinero ni suficientes hospitales, médicos o equipamiento- y el confinamiento choca con la cultura iraquí, especialmente, entre los hombres. Pero la gente debe quedarse en casa, pues esa es la única manera de mantenerse a salvo. El Gobierno le está diciendo a la gente lo que debe hacer, pero la gente no está prestándole atención».
La pandemia se está cebando sobre todo con la capital, donde el Patriarca tiene su sede. Así, el miércoles 27 de mayo, el Ministerio de Sanidad iraquí declaró que la gran mayoría de los 287 casos confirmados en las 24 horas previas se habían registrado en Bagdad. El Patriarca Sako ha informado a ACN del fallecimiento por el virus la semana pasada de cinco cristianos, añadiendo: «En su mayoría, los cristianos están obedeciendo la ley, pues suelen ser más receptivos a la hora de reconocer la necesidad de seguir las instrucciones del Gobierno».
En respuesta al aumento de casos, el Gobierno federal iraquí ha vuelto a imponer un toque de queda nacional coincidente con la celebración del fin del Ramadán. Las cifras proporcionadas por las autoridades federales iraquíes no abarcan la región semiautónoma del Kurdistán iraquí, donde se han registrado más de 500 casos y cinco muertes.
El Patriarca Sako ha informado de que la Iglesia está distribuyendo ayuda de emergencia, tanto para cristianos como para no cristianos, a través de las parroquias. En el mes pasado de abril, ACN anunció un paquete de respuesta a la COVID-19 de 5 millones de euros para países prioritarios, y la semana pasada, la fundación pontificia anunció ayudas adicionales.