(AsiaNews) Cerca de 100 muertos, en su mayoría, manifestantes; 4.000 heridos y más de 500 personas arrestadas: es el saldo de las manifestaciones que sacuden el país desde hace 4 días. Las protestas se difundieron en Bagdad, y en las provincias de Najaf, Missane, Zi Qar, Wassit, Diwaniya, Babilonia y Basora. Los manifestantes, en su mayoría jóvenes, protestan contra la corrupción, la falta de trabajo, las carencias de los servicios públicos, en un país que ha estado sumido en la guerra por casi 40 años (desde Saddam Hussein hasta hoy) y que solo después de la derrota de Daesh parece estar volviendo a vivir. Solo considerando los últimos 2 días, e incluso a pesar de bloqueo de internet y del toque de queda, miles de personas han salido a manifestarse, enfrentándose con el ejército.
Si bien la mayoría de las manifestaciones son espontáneas, sobre todo en Bagdad, los observadores destacan la influencia de Moqtada al-Sadr, el ambicioso líder chií, que exige la renuncia del premier Adel Abdel Mahdi, al mando del gobierno hace 2 años. Esta mañana, Mahdi dio la orden de levantar el toque de queda en la ciudad de Bagdad, pero no así el bloqueo que rige sobre Internet. La policía antidisturbios permanece en estado de alerta.
El viernes 4 de octubre, en una mezquita de Kerbala, tomó la palabra Ahmad as-Safi, representante del gran ayatolá al Sistani, la autoridad chiita suprema en el país. Él dijo que el Estado «debe mejorar los servicios públicos, hallar empleo para los desocupados, evitar el clientelismo y acabar con la corrupción». As Safi advirtió que, aunque se aplaquen las manifestaciones, «éstas podrían ser retomadas con mayor fuerza y con una mayor convocatoria», si no hay una respuesta a los reclamos.