(CH/InfoCatólica) El arzobispo Warda, quien con el respaldo de ACN, supervisó el cuidado de los desplazados internos que huyen de Daesh, dijo a la organización benéfica que la presencia cristiana de Iraq ha sido diezmada en las últimas dos décadas:
«En los años anteriores a 2003, llegamos a un millón y medio, el seis por ciento de la población de Iraq. Hoy tal vez solo quedan unos 250,000 de nosotros. Tal vez menos. Aquellos de nosotros que nos quedamos debemos estar listos para enfrentar el martirio».
El arzobispo Warda dijo que, aunque Daesh ha sido expulsado del norte de Irak, la ideología radical que lo generó todavía está presente.
«La derrota de Daesh no ha visto la derrota de la idea del restablecimiento del Califato ...Y con esta idea del Califato, surgen todas las estructuras históricas formales de desigualdad intencional y discriminación contra los no musulmanes. No solo hablo aquí de Irak. Vemos líderes en otros países en el Medio Oriente que claramente están actuando de una manera consistente para el restablecimiento del Califato».
Hablando sobre la invasión de Daesh que condujo al desplazamiento de multitud de cristianos y la pérdida de sus hogares y negocios, dijo:
«Nuestros torturadores confiscaron nuestro presente mientras buscaban borrar nuestra historia y destruir nuestro futuro. Esta fue una situación excepcional, pero no aislada. Fue parte del ciclo recurrente de violencia en el Medio Oriente desde hace 1.400 años. Con cada ciclo sucesivo, el número de cristianos disminuye, hasta hoy estamos en el punto de la extinción».
El arzobispo caldeo indicó que hay elementos en el pensamiento islámico que han facilitado esos «ciclos regulares y recurrentes de violencia contra nosotros, como el genocidio otomano de 1916-1922»:
«Si ustedes fueran cristianos en Irak o en cualquier otro lugar de Medio Oriente, nunca aceptarían ni por un momento la sombra bajo la cual vivimos los iraquíes, y bajo la cual hemos vivido durante siglos. Según la constitución de mi país, somos ciudadanos de segunda. Vivimos a discreción de aquellos que se han autonombrado superiores nuestros. Nuestra humanidad no nos da derechos».
El arzobispo Warda también fue muy crítico con lo que vio como la falta de solidaridad que los países occidentales han demostrado durante los ataques contra los cristianos:
«¿Continuarán tolerando esta persecución organizada interminable contra nosotros? Cuando la próxima ola de violencia comience a golpearnos, ¿alguien en sus campus realizará manifestaciones y llevará letreros que digan: "Todos somos cristianos"?»
Y añade:
«Y sí, digo, la próxima ola de violencia, ya que esto es simplemente el resultado natural de un sistema de gobierno que predica la desigualdad y justifica la persecución. La ecuación no es complicada».
El prelado aseguró que
«Los cristianos somos un pueblo de esperanza. Pero enfrentar el final también nos trae claridad, y con ella el coraje para finalmente decir la verdad ... La violencia y la discriminación contra los inocentes deben terminar. Los que lo enseñan deben ser detenidos».
El arzobispo Warda también habló de la necesidad de perdón y reconciliación entre los diferentes grupos religiosos del país.
«Y así les decimos a nuestros vecinos musulmanes, aprendan esto de nosotros. Permítanos ayudarles a sanar. Vuestras heridas son tan profundas como las nuestras. Sabemos esto. Oramos por vuestra curación. Curemos juntos nuestro país herido y torturado».