(ACI Prensa) En algunos países los últimos días de junio son usados para celebrar marchas del «orgullo gay». Sin embargo, Mauricio Clark, que trabajó en una de las compañías mediáticas más poderosas de México y que dejó atrás el estilo de vida homosexual, se pronunció sobre lo que «ofrece en realidad» este mundo.
En una publicación que generó controversia y fue finalmente sancionada por la red social Twitter, Mauricio Clark escribió: «¿Qué ofrece en realidad el mundo gay? Cuartos oscuros, orgías, drogas (abundan poppers, tachas, alcohol y cocaína), vapores/saunas, bareback (sexo sin protección), sexo en baños públicos, apps de ligue. Ese, querido padre de familia, ese es el llamado ̏orgullo gay˝».
Clark, de 39 años, llegó a ser uno de los periodistas más conocidos de Televisa, la cadena televisiva más grande de México y con impacto en toda América Latina, conocida popularmente como «el canal de las estrellas». Durante los 17 años que trabajó en esa empresa, llegó a estar cara a cara con importantes figuras del espectáculo, los deportes y la política.
Entrevistado por ACI Prensa, Clark recordó que «antes mi día a día era con las estrellas del ̏canal de las estrellas˝, estar en Nueva York o Los Ángeles con lo más prestigiado de Hollywood. Antes, mi día a día era estar con los medallistas olímpicos, con los futbolistas, con un Lionel Messi, con un Diego Armando Maradona, con un Pelé».
«Tuve la oportunidad de estar con la familia Mandela, cenando con ellos en Sudáfrica. Estar frente a frente con la reina Sofía de España», recordó.
En esos mismos años, Mauricio Clark vivió inmerso en el mundo homosexual y en el de las adicciones a la pornografía, la prostitución, la masturbación y las drogas.
Llegó a consumir 20 gramos de cocaína cada día. «20 mil pesos mexicanos al día (alrededor de 1.045 dólares)», dijo.
Actualmente, 3 años después de abandonar el estilo de vida gay, todo es completamente diferente, entregado con amor a Dios. «Hoy, gloria a Dios, mi día a día no es lo que me ofrece este mundo. Hoy mi día a día es con hermanos que están pasando por muchas situaciones por las que yo pasé: con prostitutas, con prostitutos, con drogadictos, con alcohólicos, con homosexuales, con personas que tienen problemas serios y que muy pocos están dispuestos a atender».
Además, reconoció, comparte su vida actual «con las personas de las que me burlé públicamente por muchos años: con sacerdotes valientes, con religiosas, con laicos comprometidos».
Persecución del lobby LGTB
Pero este camino es todo menos fácil, reconoce, pues su familia y él han recibido amenazas de muerte por criticar la agenda del colectivo de lesbianas, gays, bisexuales y transexuales (LGBT). Además, sus publicaciones en redes sociales son recibidas con insultos por activistas homosexuales, e incluso algunos le encaran su pasado para restarle autoridad.
En una reciente aparición televisiva, fue recibido hostilmente por los presentadores. Sin embargo, para Mauricio lo peor ocurrió cuando se apagaron las cámaras.
«Cuando cortaron las cámaras, se acercaron varios que estaban ahí, que fueron amigos y que incluso fui a sus bodas y compartí la mesa. Se acercaron a insultarme, a agredirme. No me quedó más que desearles bendiciones y la respuesta fue muy fuerte», dijo.
¿Cómo hace para mantenerse firme ante las agresiones? Para Mauricio Clark, la respuesta es simple: «si yo estuviera diciendo una mentira o estuviera escondiendo algo traería la cola entre las patas, pero gracias a Dios lo que menos tengo ahorita es miedo».
Por un lado, indicó, «anunciar las buenas nuevas es lo menos que puedo hacer, gritar a los 4 vientos ̏hey, Dios existe˝».
Además, dijo, siente «responsabilidad social» tanto como mexicano y como latinoamericano, debido a «lo que está sucediendo en todo el continente y la dictadura que están buscando imponer».
También «como reportero y comunicólogo», añadió, «sé cómo funcionamos los medios de comunicación, sé cómo manipulamos, sé cómo mentimos muchos medios, porque hay fines detrás que lamentablemente ni siquiera los empleados conocen».
Clark destacó que la fortaleza para resistir los insultos proviene del Espíritu Santo. «Antes, por una cuestión ínfima, por algo mínimo, terminaba en todo el abanico de adicciones de donde el Señor me rescató. Hoy, gracias a Dios, a pesar de tener a una comunidad como el LGBT encima, puedo estar con la frente en alto por lo mismo, porque solamente estoy siendo testigo de la grandeza, misericordia y compasión de Dios, nuestro Señor».
El periodista mexicano destacó además que «la comunidad LGBT es una comunidad sumamente vulnerable, quebrantada emocionalmente, y de esa vulnerabilidad es de donde se están aprovechando muchos políticos mafiosos».
«Aunque parezca una locura ahorita, a quienes estoy buscando defender es a la comunidad LGBT, porque conozco sus carencias, sus dolencias y esa vulnerabilidad», aseguró.
Para Clark, es claro que «el homosexual se hace» y no nace así. Además, advirtió, «cuando uno piensa que ̏sale del closet˝ (declar públicamente su homosexualidad), realmente está cayendo en las trampas y en el espejismo del enemigo».
«Para mí salir del closet es condenarse lo que resta de tu vida, y venderle tu alma al príncipe de este mundo», dijo.
La conversión y la lucha espiritual cotidiana
Pero la lucha cotidiana, precisó, «no es humana, es una lucha espiritual. Por eso, lo que hoy me tiene en pie son los Sacramentos», así como «el rezo del Rosario, la confesión continua, al menos cada 15 días».
«Eso es lo que le recomiendo a las personas, que si quieren tener un cambio en su vida, abrir su corazón, lleven con plena conciencia los Santos Sacramentos».
«En mis planes no estaba seguir a Cristo ni dejar la vida homosexual atrás. Cuando Dios, nuestro Señor, tocó mi corazón, en el momento que menos esperé, fue cuando mi vida cambió para siempre. Hoy estoy entregado en cuerpo y alma a servir a Cristo y al prójimo. Todo ha cambiado de una manera tan hermosa, que me queda claro que no hay entendimiento humano», señaló.
Mauricio Clark aseguró que tras dejar atrás la vida homosexual y las adicciones, lo primero que Dios le regresó «fue la dignidad. Después me regresó a mi familia. Por tercero, me tiene sirviendo. Y como decía la Madre Teresa de Calcuta, el que no vive para servir no sirve para vivir».
«Y después de todo eso, Dios nuestro Señor te quita tantas cosas, empezando por el miedo. Te quita las culpas, las frustraciones, la apatía, toda esa parte malévola con la que mis ojos antes veían. Te quita esa mirada perversa y te entrega unos nuevos ojos y un corazón de carne y hueso y están al servicio de Cristo y del prójimo», expresó.