(Agencias) Con la consigna del Tomos de autocefalia al metropolitano Epifanio, proclamado Metropolitano de Kiev y de Ucrania, inicia la aventura de una nueva Iglesia en el difícil y turbulento mundo ortodoxo. En los así llamados Diptycha, el orden en la clasificación de las Iglesias ortodoxas, la Iglesia Ucraniana queda en el último puesto, el 15°, en cuanto la última llegada, la cual incluye cerca de 23 millones de fieles.
El Tomos fue entregado durante la liturgia ortodoxa, concelebrada por el patriarca ecuménico Bartolomé y por el nuevo primado Epifanio. Después de la firma del Tomos por parte del patriarca ecuménico, el presidente Poroshenko declaró que hoy Ucrania asume la independencia espiritual, después de haber conquistado la independencia política desde 1991.
En su homilía Bartolomé dijo dirigiéndose a todos los presentes que hoy para Ucrania se abre una nueva página y luego dirigiéndose al nuevo primado Epifanio le recordó que la Divina Providencia le reservó un gran privilegio, formar «parte del grupo de las iglesias autocéfalas como 15° Iglesia ortodoxa autocéfala».
«Por lo tanto-agregó el patriarca- se necesita luchar para la unidad y la paz de los propios fieles y al mismo tiempo obrar por la pacífica convivencia con aquellos hermanos que deberán continuar permaneciendo en las filas de la Iglesia que encabeza Su Beatitud y hermano, el patriarca de Moscú. Por lo tanto debe crear todos aquellos presupuestos para que se obtenga la re-pacificación de todos. En concreto deben obrar solamente con criterios eclesiológicos, dominados por la caridad y por los sacrificios. Y no deben olvidar los beneficios que han obtenido de vuestra Madre Iglesia de Constantinopla».
«La historia de la Iglesia ortodoxa es una historia de libertad y de salvación. Y sobre todo recuerden que este Tomos de autocefalia que es consignado, no constituye un símbolo de poder, sino que es un símbolo de caridad, de sacrificio para la salvación de la grey de nuestro Señor en toda Ucrania».
En su réplica, el metropolitano Epifanio recordó que los ucranianos han recibido su fe de la Iglesia madre de Constantinopla la cual, como dijo textualmente: «nos dio la fe ortodoxa, la didáctica de los Apóstoles, el magisterio aprobado por los Sínodos Ecuménicos y las enseñanzas de los Padres de la Iglesia».
La autocefalia concedida por Constantinopla a la iglesia ortodoxa de Ucrania pasa ahora a los Sínodos de las otras 13 Iglesias ortodoxas. Los rusos ya dieron su «no» y parece que lo mismo dirán los polacos, checoslovacos, serbios y antioquenos. Los motivos parecen más geopolíticos que eclesiológicos.
Incertidumbres políticas
La íntima relación iglesia-estado en la Ortodoxia abre nuevas incertidumbres. El reconocimiento de Constantinopla de una iglesia autónoma ucrania da también un impulso inmenso para el presidente Petró Poroshenko, que se enfrenta a una dura carrera electoral en marzo. Poroshenko, en el poder desde 2014, ha centrado en el asunto religioso gran parte de su discurso. Ejército, idioma, fe, es su principal eslógan electoral. Kiev asegura que las iglesias ortodoxas respaldadas por Moscú en Ucrania –unas 12.000 parroquias– son en realidad una herramienta de propaganda del Kremlin, que las emplea también para apoyar a los rebeldes prorrusos del Donbás. Las iglesias lo niegan rotundamente.
El cisma entre las iglesias –que obligará a los fieles a elegir– es otro elemento en el conflicto entre Moscú y Kiev. Y aumenta el riesgo de otra escalada. El presidente ruso, Vladímir Putin, que se erigió hace años como defensor de Rusia como potencia ortodoxa, se opone fervientemente a la separación y quiere que la iglesia ucraniana permanezca dentro de la órbita de Moscú. Hace unas semanas, durante su gran conferencia de prensa anual, advirtió que la división, que además lleva acompañada una reasignación de las propiedades de la iglesia, produciría una gran disputa, sino un derramamiento de sangre. El presidente ruso, que entre sus aliados cuenta con Kiril, el patriarca de Moscú, sostiene que, con su decisión de rubricar la escisión, el patriarca Bartolomé busca someter el territorio ucraniano y luego comenzar a beneficiarse de él.