(LaOpiniondeGranada/InfoCatolica) El arzobispo de Granada fue duramente criticado en la Conferencia Sectorial sobre Europa que organizó el PSOE andaluz en el Palacio de Congresos. La ministra de Sanidad y Política Social, Trinidad Jiménez, que acudió a Granada para inaugurar la conferencia, afirmó que "las manifestaciones de esta persona atentan de forma grave contra la salud pública, porque dañan todas las campañas que se hacen para reducir el contagio del sida".
Jiménez, que el día anterior ya había manifestado a La Opinión de Granada que las palabras del prelado eran una "irresponsabilidad", volvió a pronunciarse ayer en similares términos. La ministra dijo no entender cómo se puede hablar con tanta ligereza del sida y recordó a Martínez que "millones de personas están muriendo infectadas por esta gravísima enfermedad, muchas de ellas sin acceso a medicamentos en África". "Son afirmaciones que no se pueden permitir, sobre todo porque proceden de una persona que tiene una autoridad moral pública y porque van en contra radicalmente de todas las recomendaciones que se hacen a nivel internacional", añadió.
Monseñor Martínez, en su carta "¡Gracias, Santo Padre!", afirma que "lo que ha dicho el Papa es verdad. Es verdad para África y es verdad para nosotros. Es verdad para todo el que no se resigne a que nuestra sexualidad, ni nada en nuestra vida, sea como en la vida de los animales", puesto que "lo que el Santo Padre ha dicho en África es, sencillamente, que tenemos necesidad de cambiar nuestra mirada sobre la sexualidad. Y también que tenemos necesidad de cambiar nuestra mirada sobre la enfermedad y sobre los enfermos".
El arzobispo de Granada, además, denuncia los silenciamientos de las campañas en favor de las políticas de liberalización y difusión mundial de los métodos anticonceptivos y del aborto: "Lo que se silencia es el dato —perfectamente constatado— de que el uso masivo de los preservativos no ha detenido el sida en África, sino que lo ha propagado. Y se silencia el número de suicidios que se producen entre las mujeres que han abortado. Y se silencia la amargura infinita y el dolor en que viven la inmensa mayoría de las que se han creído que “eso” era un derecho".