Los obispos de Sudán del Sur, en un mensaje publicado al final de su Asamblea Plenaria celebrada en Juba, aseguran no estar «satisfechos con el hecho de que nuestros líderes, tanto los del gobierno como los de la oposición, no hayan podido hasta ahora dejar de lado sus propios intereses y hacer las paces por el bien del pueblo de Sudán del Sur. Tememos que nuestros líderes no sepan ya cómo hacer las paces. Están confundidos. Son soldados que ven el mundo con una mirada violenta y necesitan ayuda, no tanto desde un punto de vista político, sino ayuda para tener el valor espiritual y moral de hacer las paces». El mensaje, que recoge la Agencia Fides. fue leído por monseñor Paulino Lukudo Loro, arzobispo de Juba, en la catedral de Santa Teresa.
«Nuestros líderes están traumatizados y necesitan ser curados de este trauma». Pero todavía más traumatizada está la población de Sudán del Sur después de más de cuatro años de una guerra sin sentido que se ha cobrado la vida de miles de personas y que está provocada por el enfrentamiento entre las facciones del presidente, Salva Kiir, y del ex vicepresidente, Riek Machar. «Decenas de miles de muertos, millones de personas desplazadas, saqueos, violaciones, hambre, crisis económica, violación del estado de derecho, destrucción de las infraestructuras, niños a quienes se les ha negado educación y familias sin atención médica. Esto representa un fracaso como país», enfatiza el texto.
Los obispos proponen a los líderes políticos un retiro espiritual para ayudarlos a sanar sus heridas. En las palabras de monseñor Lukudo Loro, «como obispos católicos prometemos nuestro apoyo a este proceso de curación que incluiría un retiro dirigido por líderes religiosos de Sudán del Sur y no solo. El tema del retiro no sería político sino que sería un retiro de sanación que conducirá a la transformación personal para preparar a los participantes para emprender el camino de la paz».
Los obispos esperan que la tercera ronda del foro para reactivar el acuerdo de paz de 2015 sea un foro donde los líderes puedan resolver sus intereses personales y políticos, y para que la paz sea una realidad en el sur de Sudán. «Esto sucederá solo si los líderes están dispuestos a cambiar sus corazones y ser transformados», concluyó monseñor Lukudu Loro. El acuerdo de paz de 2015 se paralizó en verano de 2016 cuando las diferentes facciones reanudaron los combates en la capital, Juba, y Machar se vió obligado a exiliarse. Este foro debería reunirse de nuevo en la capital de Etiopía, Addis Abeba, pero las autoridades de Juba han acusado a la llamada Troika, -EE.UU., Gran Bretaña y Noruega-, de extralimitarse en su mandato de facilitar la mediación, condicionando así el proceso de paz.