(Gaudium Press/InfoCatólica) El prelado quiere que se eviten apariencias de filosofías panteístas, naturalistas o nihilistas. Los restos de los fieles difuntos, aunque hayan sido cremados, deben ser depositados apropiadamente en un lugar sagrado.
«El cuerpo muerto no es propiedad privada de los parientes, es más bien un hijo de Dios que forma parte del pueblo de Dios; tenemos que superar este pensamiento individualista», expresó el prelado, quien comentó las disposiciones de un documento de la Congregación para la Doctrina de la Fe en el que la Iglesia recuerda las normas sobre el trato adecuado a los restos de los difuntos. «Las cenizas y fragmentos óseos no se pueden conservar en casa porque con ello se priva a la comunidad católica de recordar al difunto; deben llevarse a un cementerio o templo», afirmó, según informó El Heraldo.
La Iglesia recomienda el entierro como la forma de sepultura idónea para los creyentes, ya que recuerda la esperanza en la resurrección de los cuerpos en el final de los tiempos, pero acepta la incineración de los restos siempre los motivos para elegir esta opción no estén relacionados con el desprecio a la fe. En cualquier caso, los restos deben ser sepultados en un lugar sagrado. «Hay personas que siguen esparciendo las cenizas en agua, tierra y aire, pero deben estar conscientes de la prohibición que hay en este sentido», recordó el Obispo.
Mons. De la Torre aconsejó a los familiares de los difuntos acudir con los sacerdotes de la parroquia a la que pertenecen para aclarar las dudas que puedan tener sobre el debido respeto a los restos de los difuntos y la disciplina de la Iglesia en la materia. De igual manera, recordó que muchos de los templos recientes cuentan con espacios propios construidos para depositar las cenizas de los familiares en nichos especiales.
Con información de El Heraldo