(InfoCatólica) Mons. Aupetit explica que desde pequeño tuvo que vivir su fe prácticamente en soledad porque nadie en su familia era católico practicante e incluso sus dos abuelos eran «anticlericales de la cabeza a los pies».
«Mis amigos tampoco eran practicantes. Así que tuve que vivir mi fe en soledad», cuenta el prelado; y añade: «Lo único que me enseñó mi madre fue el Padrenuestro y el Avemaría. A través de esas dos oraciones aprendí a hablar con Dios. Pero en secreto: nadie me enseñó».
Previamente a entrar en el seminario a los 39 años de edad, ejerció la medicina, profesión que, según cuenta, «me enseñó a amar a la gente independientemente de lo que son» y a «dar la bienvenida incondicionalmente a todo el que llama a tu puerta».
Inmigración
Preguntado sobre la cuestión de la difícil aceptación de inmigrantes y refugiados por parte de no pocos católicos, el arzobispo de Paría reconoce que «quizás hay una diferencia a la hora de aceptar a quienes vienen huyendo del peligro absoluto y los que vienen por razones económicas». En el segundo caso son menos acogidos «a nivel de los fieles».
Indica igualmente la necesidad de buscar un equilibrio entre el principio evangélico de «aceptación incondicional del prójimo» y el «bien común» para la socierdad.
Aún así, destaca la buena labor de acogida a los inmigrantes en las parroquias de la diócesis de Nanterre, de la que ha sido obispo hasta llegar a París.
Católicos, minoría.
Sobre la situación del catolicismo en Francia, el arzobispo Aupetit se pregunta: «¿Qué es un católico? ¿alguien que practica o que se reconoce como parte esta religión porque nació en esta cultura y respaldó los valores evangélicos, mientras que su relación con Dios o con la Iglesia es más débil? «Dejando» a Dios «la respuesta» de esa pregunta, el arzobispo de París reconoce que «si hablamos solamente de aquellos que son practicantes los católicos somos definitivamente una minoría». Sin embargo, añade que en cuanto a los católios culturales «si ellos se llaman católicos es por algo, y hay que respetar ese algo» y «estar atentos a su sed, que es espiritual».
Bioética
Como médico, el nuevo arzobispo de París ha sido muy activo en la defensa de los principos católicos y de ley natural sobre cuestiones de bioética. Cree que la misión de la Iglesia en ese área es «tocar las inteligencias y los corazones».
Preguntado por la encuesta el pasado 3 de enero en La Croix que refleja que una mayoría de los franceses están a favor de la concepción artificial para parejas de lesbiana, de la maternidad subrogada (vientres de alquiler), y de la eutanasia, cree que demuestra el tipo de sociedad que hay en Francia.
«Los que nos estorban, los tiramos», asegura. «Eliminamos a personas con discapacidades antes de que nazcan. ¿Qué significa eso?». Y advierte que ha tratado «durante once años con personas con discapacidad y son las que más me han enseñado»
Educación religiosa en la escuela
Sobre el tema de la educación religiosa en la escuela, que el gobierno quiere desarrollar, el arzobispo Aupetit llama a ir más allá de la enseñanza puramente cultural e histórica, atreviéndose también a abordar cuestiones de fe y teología. «Debemos ir más allá del hecho histórico. ¿Qué es la trascendencia? ¿Por qué el hombre ora? ¿No podemos hablar de Dios? ¡Este es el tabú hoy, Dios,! Ya no es el sexo, es Dios. Es como si no tuviéramos derecho a hablar sobre Dios, al contrario, estamos avergonzados », concluye el arzobispo de París.
Con información de La Croix