(Gaudium Press) Como se prevé en la programación del evento, el encuentro comenzará en la tarde del sábado 21 de octubre con la acogida de los participantes en la Plaza de España. Seguirá la celebración del Vía Crucis Procesional; y posteriormente, a las 5:30 de la tarde se presentará la conferencia «Misericordiosos en la unidad», que ofrecerá Mons. Santiago Gómez, Obispo Auxiliar de Sevilla, en la Parroquia del Corpus Christi, sede principal del encuentro.
La primera jornada cerrará con la celebración Eucarística que habrá en el templo parroquial, además de una vigilia de oración a partir de las 10:00 de la noche.
El evento seguirá el domingo 22 de octubre acogiendo varios momentos en la Catedral de Sevilla. Comenzando a las 11:00 horas con una plática espiritual con el tema «Misericordiosos en la acción, en la palabra y en la oración», a cargo de Idelfonso Martínez, consiliario de la Divina Misericordia de Cuenca. Al mediodía seguirá la celebración Eucarística presidida por Mons. Juan José Asenjo, Arzobispo de Sevilla. El encuentro culminará con una comida fraterna.
El evento se hará en continuidad del Primer Congreso Nacional de la Divina Misericordia que se celebró en Madrid en octubre de 2016 en el marco del Año Santo de la Misericordia. El propósito fue el de promover la espiritualidad y mensaje de la Divina Misericordia.
Esta espiritualidad tiene sus orígenes con Santa Faustina Kowalska, conocida como «Apóstol de la Misericordia», a quien Nuestro Señor le reveló la oración de la Coronilla de la Divina Misericordia. Los hechos ocurrieron entre el 13 y 14 de septiembre de 1935 cuando la santa se hallaba en su habitación. Así lo narró la religiosa en su diario:
«En aquel mismo instante sentí en mi alma la fuerza de la gracia de Jesús que mora en mi alma; al darme cuenta de esta gracia, en el mismo momento fui raptada delante del trono de Dios. Oh, qué grande es el Señor y Dios nuestro e inconcebible su santidad (...) Me puse a rogar a Dios por el mundo con las palabras que oí dentro de mí (...) Cuando así rezaba, vi la impotencia del ángel que no podía cumplir el justo castigo que correspondía por los pecados. Nunca antes había rogado con tal potencia interior como entonces. Las palabras con las cuales suplicaba a Dios son las siguientes: Padre Eterno, Te ofrezco el Cuerpo y la Sangre, el Alma y la Divinidad de Tu Amadísimo Hijo, nuestro Señor Jesucristo, por nuestros pecados y los del mundo entero. Por su dolorosa Pasión, ten misericordia de nosotros».
Cuenta que en la mañana siguiente, es decir, el 14, al ingresar en la capilla escuchó en su interior una voz que le decía: «Cuantas veces entres den la capilla reza en seguida esta oración que te enseñé ayer». Luego, al terminar de rezarla, Faustina escuchó: «Esta oración es para aplacar Mi ira, la rezarás durante nueve días con un rosario común».
Varias son las promesas que hizo Jesús para quienes recen con frecuencia la Coronilla de la Misericordia: se obtendrá todo lo que se pida, si ello está de acuerdo con la voluntad de Dios; quien ore la Coronilla obtendrá gran misericordia. El mismo Jesús dijo: «Defenderé con Mi propia Gloria a cada alma que rece esta Coronilla en la hora de la muerte, o cuando los demás recen junto al agonizante, quienes obtendrán el mismo perdón»; y los pecadores recibirán la gracia de la Misericordia infinita.