El Papa invita a distinguir entre justicia y venganza

En el Ángelus

El Papa invita a distinguir entre justicia y venganza

También nos ha invitado a amar a nuestros enemigos, quienes también son personas creadas a imagen de Dios, aunque en el presente esta imagen pueda haberse ofuscado por una conducta indigna.

(Radio Vaticano/InfoCatólica) En sus palabras pronunciadas durante el rezo del Ángelus, el Papa reflexionó sobre la invitación de Jesús a romper el ciclo de la violencia, y a distinguir entre la justicia como un legítimo derecho, y la venganza, en cuanto a expresión del odio y de la violencia. También nos ha invitado a amar a nuestros enemigos, quienes también son personas creadas a imagen de Dios, aunque en el presente esta imagen pueda haberse ofuscado por una conducta indigna.

A continuación reproducimos completas las palabras del Santo Padre:

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

En el Evangelio de este domingo (Mt 5,38-48) – una de esas páginas que mejor expresa la «revolución» cristiana – Jesús muestra la vía de la verdadera justicia mediante la ley del amor que supera aquella del talión, es decir, «ojo por ojo y diente por diente». Esta antigua regla imponía aplicar a los transgresores penas equivalentes a los daños causados: la muerte a quién había asesinado, la amputación a quién había herido a alguien, y cosas así. Jesús no pide a sus discípulos de padecer el mal, al contrario, pide reaccionar, pero no con otro mal, sino con el bien. Sólo así se rompe la cadena del mal: un mal lleva a otro mal, y otro trae otro mal… Se rompe esta cadena de mal, y cambian verdaderamente las cosas. El mal de hecho es un «vacío», un vacío de bien, y un vacío no se puede llenar con otro vacío, sino sólo con un «pleno», es decir, con el bien. La represalia no lleva jamás a la solución de los conflictos. «Tú me lo has hecho, yo te lo haré», esto jamás resuelve un conflicto, ni siquiera es cristiano.

Para Jesús el rechazo de la violencia puede comportar también la renuncia a un legítimo derecho; y pone algunos ejemplos: poner la otra mejilla, dar el propio vestuario o el propio dinero, aceptar otros sacrificios (Cfr. vv. 39-42). Pero esta renuncia no quiere decir que las exigencias de la justicia sean ignoradas o rebatidas; no, al contrario, el amor cristiano, que se manifiesta de modo especial en la misericordia, representa una realización superior de la justicia. Aquello que Jesús nos quiere enseñar es la neta distinción que debemos hacer entre la justicia y la venganza. Distinguir entre justicia y venganza. La venganza no es jamás justa. Nos es consentido pedir justicia; es nuestro deber practicar la justicia. En cambio, nos es prohibido vengarnos o fomentar de cualquier modo la venganza, en cuanto es expresión del odio y de la violencia.

Jesús no quiere proponer un nuevo orden civil, sino en cambio, el mandamiento del amor al prójimo, que comprende también el amor a los enemigos: «Amen a sus enemigos, rueguen por sus perseguidores» (v. 44). Y esto no es fácil. Esta palabra no se debe entender como aprobación del mal realizado por el enemigo, sino como invitación a una perspectiva superior, a una perspectiva magnánima, semejante a aquella del Padre celestial, quien – dice Jesús – «hace salir el sol sobre malos y buenos y hace caer la lluvia sobre justos e injustos» (v. 45). También el enemigo, de hecho, es una persona humana, creada como tal a imagen de Dios, si bien en el presente esta imagen se haya ofuscado por una conducta indigna.

Cuando hablamos de «enemigos» no debemos pensar a quien sabe cuáles personas diversas y lejanas de nosotros; hablamos también de nosotros mismos, que podemos entrar en conflicto con nuestro prójimo, a veces con nuestros familiares. Cuantas enemistades en la familia, ¡cuántas! Pensemos en esto. Enemigos son también aquellos que hablan mal de nosotros, que nos calumnian y nos hacen daño. Y no es fácil digerir esto. A todos aquellos estamos llamados a responder con el bien, que también esto tiene sus estrategias, inspiradas en el amor.

La Virgen María nos ayude a seguir a Jesús en este camino exigente, que de verdad exalta la dignidad humana y nos hace vivir como hijos de nuestro Padre que está en los cielos. Nos ayude a practicar la paciencia, el diálogo, el perdón, y a así ser artesanos de comunión, artesanos de fraternidad en nuestra vida cotidiana, sobre todo en nuestra familia.

(Traducción del italiano, Renato Martinez – Radio Vaticano)

InfoCatólica cuenta con tu ayuda, haz clic aquí

Solo contamos con tu ayuda. InfoCatólica seguirá existiendo mientras sus lectores quieran.

Haz tu donativo

Por bizum (solo para España)

Qué es bizum

Por PayPal, selecciona la cantidad:

Si prefieres otras modalidades para poder donar (ingreso, transferencia, ...), haz clic aquí.

6 comentarios

carmelo
"El mal de hecho es un «vacío», un vacío de bien, y un vacío no se puede llenar con otro vacío.."
Miremos que dice el CIC
414 Satán o el diablo y los otros demonios son ángeles caídos por haber rechazado libremente servir a Dios y su designio. Su opción contra Dios es definitiva. Intentan asociar al hombre en su rebelión contra Dios.
do por Dios.
Diabolus enim et alii daemones a Deo quidem natura creati sunt boni, sed ipsi per se facti sunt mali ("El diablo y los otros demonios fueron creados por Dios con una naturaleza buena, pero ellos se hicieron a sí mismos malos") (Concilio de Letrán IV, año 1215: DS, 800).
Diriamos, que optar por el mal causa vacio, No que es un vacio. El mal es por tanto "creatura" y por "ser" creatura esta subordinado a Dios. Ademas no es vacio, porque fue eleccion por algo bueno y creado El " Diablo". Dios es siempre bueno y sin error.
Lutero pensaba asi: el mal esta dentro de lo bueno lo cual implica que Dios es malo tambien. Una cosa es que lo malo este subordinado a Dios y otra que Dios siempre bueno tenga maldad. Que permita que el mal actue es otra cosa, lo que es un misterio.
19/02/17 3:56 PM
Fuenteovejuna
Las palabras del Papa son muy lindas: no hay que confundir la justicia con la venganza. Pero..., ¿qué es la justicia?
Para entender esto hay que predicar con el ejemplo, o sea que hay que ser coherente con lo que se dice sabiendo que el ejemplo es más elocuente que todas las palabras del mundo.
Y yendo directamente al grano, los católicos seguiríamos gustosos los consejos papales si viéramos que además de hablar tanto de misericordia de vez en cuando nos recordaran que Dios también es Justicia.
¡Qué difícil se nos hace creer en palabras cuando vemos que ni en Roma ni en el mundo se habla ya de los novísimos!
Muerte, Juicio, Cielo e Infierno, son la brújula que debe guiarnos en esta vida terrenal si de veras creemos que lo más importante es la salvación de las almas.
Por eso sobre esto nos advierte Jesús: "los escribas y fariseos se han sentado en la cátedra de Moisés, de modo que haced y observad todo lo que os digan, pero no hagáis lo que hagan, porque ellos dicen y no hacen. Atan cargas pesadas y difíciles de llevar y las ponen sobre las espaldas de los hombres, pero ellos ni con un dedo quieren moverlas". (Mateo 23, 2,3 y 4).
A buen entendedor, pocas palabras...
19/02/17 8:34 PM
Ricardo Valencia Calderón
Ni el papa se nos escapa. Si el mismo Jesús oró por él, por qué tanto veneno contra el. No estaremos haciéndole la guerra al mismo Pedro, la roca sobre la que se fundó la iglesia de Jesucristo no la nuestra. Paren de cuestionarle tanto, hagamos más sacrificio y oración por él. Él es el elegido por el Espíritu Santo. Si no les gusta inventen su propia iglesia, esta es la de Cristo y Pedro es su roca.
19/02/17 10:24 PM
Gerardo Daniel
Rezamos por vos, Francisco!
20/02/17 12:47 AM
Nancy
Papa Francisco, oro por usted, para que Dios y la Santísima Virgen siempre lo iluminen y pueda hacer la Voluntad de Dios. Que así sea.
20/02/17 2:03 AM
Juan Pablo B.
De acuerdo con Ricardo Valencia Calderón..
20/02/17 10:50 AM

Esta noticia no admite comentarios.