(Agencia Fides/InfoCatólica) El Papa Francisco recibió el jueves en audiencia al Cardenal Angelo Amato, Prefecto de la Congregación de las Causas de los Santos, autorizando a la Congregación a promulgar varios decretos, entre ellos el que se refiere a las virtudes heroicas del Siervo de Dios Guglielmo Massaja, de la Orden de los Frailes Menores Capuchinos, el Cardenal, que nació el 8 de junio de 1809 y falleció el 6 de agosto de 1889.
El Cardenal Guglielmo Massaja fue uno de los mayores misioneros del siglo XIX: fue el primero en evangelizar al pueblo de la tribu de los Galla, en el sur de Etiopía, así como en estudiar la cultura y promover una serie de obras sociales. Nació el 8 de junio de 1809 en Piovà d'Asti (hoy Piovà Massaja en recuerdo de su ilustre ciudadano), entró en los capuchinos a los 17 años y fue ordenado sacerdote en 1832 con dispensa de 13 meses con respecto a la edad canónica.
Desde su ordenación demostró ser un gran partidario de la Obra de la Propagación de la Fe, que apoyaba las misiones católicas, a las cuales se vinculó con voto privado. El 26 de abril de 1846 el Papa Gregorio XVI creó el Vicariato Apostólico de los Galla y poco después lo encomendó a Massaja.
Consagrado obispo en Roma, Massaia salió de Italia en la noche del 2 de junio, 1846 para enfrentarse a un viaje que duraría seis años antes de llegar al pueblo de Galla. Desde 1852 a 1879 (con sólo un intervalo de 2 años en Europa) Massaja fundó varias misiones, estableció el primer monaquismo etiópico Católico, escribió el primer catecismo en lengua galla, consagró tres obispos, se confrontó con el clero etíope y con la presencia musulmana, favorecido exploraciones científicas, difundió entre la población la profilaxis contra la viruela y realizó cirugías el mismo gracias a la experiencia adquirida en su juventud.
Exiliado en 1879 por el Negus Teodoro II, regresó a Italia y se instaló en el convento de Frascati, donde por invitación del Papa León XIII (quien le hizo cardenal) escribió su autobiografía en 12 volúmenes. El 6 de agosto de 1889 murió en San Giorgio a Cremano (Nápoles). El proceso de canonización se inició en 1914 y permaneció inmóvil durante unos 70 años.