(Fides) De acuerdo con los datos de las organizaciones no gubernamentales son más de 400 las víctimas en los últimos meses. Muchos creen que el nuevo presidente Rodrigo Duterte directa o indirectamente es responsable, dado su énfasis en la seguridad y el «respeto a la ley y al orden» que empuja a la policía - y a los equipos de los «vigilantes» - a eliminar delincuentes comunes, especialmente vinculados a la venta de drogas.
La campaña, lanzada en las últimas semanas en Manila, tiene como objetivo reunir a las familias de las víctimas de ejecuciones extrajudiciales. El p. Atilano Fajardo, uno de los promotores, ha invitado a las familias a participar en una Misa, rezar y unirse a una toma de conciencia por el respeto de la dignidad humana.
La Conferencia Episcopal de Filipinas en las últimas semanas ha hecho un llamamiento oficial, firmado por el presidente, el arzobispo Sócrates Villegas, dirigido especialmente a la policía, en el que les insta a «conservar su humanidad», en el trato a los delincuentes y traficantes de drogas.
«Se puede disparar a matar sólo con el único motivo de legítima defensa propia o de otras personas», dice, y «matar a un sospechoso no es moralmente justificable», incluso si ha tratado de escapar, continúa el texto.
El mensaje también deplora la práctica de «obtener una recompensa en dinero por matar a otra persona» y reitera que «es deber moral de todos los cristianos de denunciar a los 'vigilantes' cuando se ve a bandas de vigilantes matando con facilidad, sin respeto al estado de derecho, y con total impunidad. El texto pide «justicia y legalidad» en el respeto de la dignidad de toda persona humana.