(Javier G.F-Cuervo/InfoCatólica) Entrevista a Don Alejandro Ezcurra Naón, Director de Relaciones Institucionales de la Asociación Cultural Santo Tomás de Aquino.
Muy buenos días, Don Alejandro. ¿Nos podría compartir qué es la Asociación y en base a qué inspiración surge?
La Asociación Santo Tomás de Aquino es una asociación cultural, católica, integrada exclusivamente por laicos, que realiza varias actividades, entre ellas una campaña que es, digamos así, por donde somos más conocidos. La campaña se llama «El Perú Necesita de Fátima» y se ha realizado en todo el país para difundir el mensaje de Fátima y alertar al público que si no se cumplen los requisitos puestos por la Santísima Virgen de Fátima, probablemente vendrá un castigo sobre el mundo antes de la Gran Restauración prometida por Nuestra Señora con esas palabras: «Por fin mi inmaculado corazón triunfará».
Eso por demás coincide con otras previsiones reconocidas por la Iglesia, por ejemplo Nuestra Señora de Akita, en Japón, que incluso dio un mensaje con prácticamente los mismos términos que el mensaje de Fátima. Después, la Señora del Buen Suceso, en Quito, que es impresionante. Y después sucesos como Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa con Santa Catalina Labouré, que le predicó que vendrían días terribles, etc. Pero le predijo que el estandarte de la Virgen será llevado por el mundo entero. Uno ve que habla de un triunfo universal de la Iglesia Católica, de la Virgen María…
¿Y qué actividades realizan?
Nosotros nos dedicamos a difundir la advocación del mensaje de Fátima a nivel de familias en esta campaña. Llevamos imágenes peregrinas a las casas, les rezamos el Rosario y les explicamos que para mantener la unión en la familia, etc., cumplan lo pedido por la Virgen de Fátima. Y la gente del pueblo peruano es religiosa, y la gente toma muy enserio las cosas y es interesantísimo. A las visitas van entre diez y veinte personas por visita. Se llama a la persona y se coordina la visita previamente. La gente misma la pide, y entonces la gente ya invita a sus amigos, vecinos, etc. En general el público femenino es mayoritario porque de día los hombres trabajan. Las mujeres siempre nos ganan en devoción.
Se le ofrece a las personas para hacerse adherentes de la Campaña de Fátima, lo que se llama la Alianza de Fátima. Y se les ofrece varios beneficios, también. Por ejemplo, una religiosa carmelita, o concepcionista o clarisa de clausura que queda como capellana de esa familia, o sea, que ofrece oraciones de intercesión por esa familia. Después, una Misa mensual por la familia, después todos los rosarios que se rezan en las casas se pone como intención por los adherentes de la Campaña de Fátima también y, por último, reciben también gratuitamente el boletín Tesoros de la Fe. Eso les encanta.
¿Qué acogida han tenido estas visitas y el boletín?
Hemos ido a todo Perú, a la sierra, a la costa y a la selva. Desde Tumbes hasta Puno, Tacna, Iquitos… Hemos estado varias veces ya en una zona muy desagradable: la zona limítrofe entre Perú, Bolivia y Brasil, en plena selva, donde están estas mafias de oro ilegal. Pero esta gente está muy, muy chocada, y hemos sido notablemente bien recibidos. Cuando estuvimos en la ciudad de Iberia, en la frontera con Bolivia, el párroco nos dijo: «¡Ustedes vienen hasta este fin del mundo, no lo puedo creer!» (Risas). Tiene ciertas características épicas esta campaña de Fátima.
Ahora, por fuera de las Alianzas de Fátima ese boletín se manda gratuitamente, actualmente a cerca de 500 sacerdotes, obispos, religiosas, y eclesiásticos en todo el Perú. El actual Arzobispo de Cuzco, Monseñor Alarcón, que fue hasta el año pasado obispo de Tarma, cuando estaba en Tarma se suscribió a Tesoros de la Fe y dijo: «Quiero que nos manden uno a cada uno de mis sacerdotes». Lo mismo dijo Monseñor Santarsiero, actual obispo de Huacho, cuando estaba en Huari, al noreste de Perú. O sea, tú ves que está entrando capilarmente. El presidente de la Conferencia Episcopal, Monseñor Salvador Piñero me dijo: «Mira, yo lo uso en mis sermones» (risas). Y eso ha dado una respetabilidad porque nosotros somos muy controvertidos porque la gente dice: «¡No, son católicos muy conservadores, fanáticos!» Como si ser católico fuera hacer fanatismo. Pero ellos ven que hay una seriedad, una integridad doctrinaria que a la gente le encanta. Hasta tal punto que se hacen mil visitan por año, y son asistidas por quince o veinte mil personas al año.
Y en el contexto peruano actual cercano a las elecciones, ¿qué nos dice a los candidatos peruanos y a nosotros mismos sobre la vida y la familia?
Mira, mi comentario sea tal vez un tanto fuerte (risas). Los políticos peruanos, todos, sin excepción, están ignorando el principal desafío que afronta el país, y ese desafío es la crisis moral que hay en el Perú. Ellos hablan de delincuencia, de violencia familiar, de bullying a los niños, de esto y de aquello, de la telebasura… pero no dicen una palabra, por una especie de pudor laicista, de decir que hay un denominador común de todo esto que es la crisis moral. No hablan de la crisis moral. ¿Por qué? Porque si hablaran de la crisis moral tendrían que hablar necesariamente del fondo religioso, porque no hay moral sin religión, y como ese es el tema prohibido, no hablan de la crisis moral y hablan de cada cosa como si fuera algo aislado. Además, con un agravante: que esa crisis moral está debilitando las defensas de la sociedad delante de la agresión a la familia, que es una ofensiva revolucionaria mundial que ha sustituido al comunismo.
El socialismo y comunismo eran en el siglo XIX, atacando la propiedad. Hoy en día es la revolución cultural atacando la familia y, por tanto, disolviendo la sociedad. Por esto los políticos viven en una isla de fantasía, como si esa ofensiva desintegradora no existiera. Entonces, si se esconde ese problema central todo debate electoral queda falseado de antemano y, los políticos, al omitir hablar de eso están creando las condiciones para que el Perú sea punido de acuerdo a lo que previó el mensaje de Fátima, porque si no hay una regeneración moral el Perú no se va a librar de los castigos de Fátima.
¿Cómo Fátima ayuda entonces a contrarrestar esta ola?
Nuestra Señora dijo a Lucía, la vidente de Fátima: «A los que abracen esta devoción les prometo la salvación y serán predilectas de Dios estas almas, como flores puestas por Mi para adornar Su trono.» O sea, los que practiquen las devociones recomendadas por Nuestra Señora de Fátima, incluyendo penitencia y enmienda de vida, esas personas van a ser como los preferidos de la Santísima Virgen y los protegidos de la Santísima Virgen dentro de la crisis que se viene, y de eso yo te podría dar muchos ejemplos que han ocurrido con la gente sencilla de todos los días que reciben nuestras imágenes. Te doy un caso que es impresionante. Cuando me lo contaron yo quedé boquiabierto:
Tú sabes que hace ocho años fue el mayor terremoto del Perú en cuarenta años, que fue aquí en Pisco. La propia parroquia de Pisco se cayó con la gente adentro, hubo más de cuatrocientos muertos, una cosa trágica. El Santuario del Señor de Luren quedó afectado y tiene que ser reconstruido, etc. Bueno, nosotros habíamos ido un poco antes, habíamos hecho visitas en Pisco, y ahí decidimos, con la ayuda de sacerdotes y demás, llevar un consuelo para las personas: ir a Pisco y repartir escapularios de la Virgen del Carmen. Y luego fue un grupo de unos 7 u 8 jóvenes, y cuando llegaron a la ciudad, fueron a una calle que tenía muchos nombres de personas que habían recibido a la Virgen meses antes. De esas casas, ninguna había caído. Otras casas al lado y al otro habían caído. Y las personas nos venían y nos mostraban: «Mira, aquí se rajó un poquito, y ya.» Impresionante. No es sólo ese caso, te podría dar muchos otros. Pero eso muestra que Dios es muy serio y cumple sus promesas, y con Nuestra Señora a fortiori. Entonces, esa promesa de especial protección que la Virgen hizo se realiza en la práctica y tenemos mil ejemplos.
¿Qué es lo más bello que ha aprendido usted contemplando a Fátima?
Que ella es verdaderamente el refugio de los pecadores. A la persona arrepentida, eso que dicen los teólogos: que si el propio Judas hubiera ido, cuando tuvo ese remordimiento espantoso, en vez de desesperarse y suicidarse, si él hubiera ido a la Santísima Virgen a pedirle perdón, la Santísima Virgen lo hubiera acogido y perdonado. En cada uno de nosotros hay una especie de Judas, de Mini-Judas, porque somos pecadores. Ella es el refugio que nos levanta todos los días. Eso es lo que me dice a mí la mirada de la Santísima Virgen por un lado.
Por otro lado, me dice otra cosa. Me dice: «No piense tanto en usted, piense en los horizontes grandiosos de la causa católica». Si tú miras esos ojos (dice señalando una gran foto de la Imagen Peregrina Internacional de la Virgen de Fátima), tú puedes ver en el ojo izquierdo que ella indaga a fondo. Te mira hasta los riñones. Y con el ojo derecho, con el ojo que vemos a la derecha, en realidad su ojo izquierdo, que nosotros vemos a la derecha, esa mirada está reflexionando: «¡Pobre, cómo es pecador, cómo es frágil! Lo voy a proteger, lo voy a amparar.» O sea, tú ves: el ojo de este lado indaga a fondo, el ojo de ese lado reflexiona sobre lo que está viendo y reflexiona de una manera acogedora y misericordiosa, pero lo reflexiona dentro de un horizonte grandioso: de la lucha de la Iglesia en el día de hoy, de la causa católica. O sea, es una misericordia que convoca a la lucha. Eso es lo que yo veo en la Virgen de Fátima.
Y finalmente, ¿nos podría dedicar unas breves palabras para los jóvenes que se puedan sentir movidos a acercarse a la Virgen de Fátima?
Los jóvenes hoy en día se sienten como hojas sueltas al viento, que ni saben de dónde vienen y para dónde van. Entonces, acérquense a la Virgen de Fátima y van a tener un rumbo, un norte y una orientación, una salida, no sólo para su propia vida individual sino para la situación del mundo. Eso es Fátima. Fátima no es tanto una devoción a nivel individual, es un mensaje de tragedia y un mensaje de esperanza.
