(ACI Prensa) El objetivo es mostrar el rechazo a la llamada ley «Cirinnà» (por el apellido de la senadora que la ha elaborado) que pretende equiparar las parejas homosexuales al matrimonio natural formado por un hombre y una mujer.
También quiere mostrar la negativa a que el estado pueda incluir en las escuelas la ideología de género. La ley contempla a su vez la legalización de los llamados «vientres de alquiler» o maternidad subrogada, algo con lo que los manifestantes no están de acuerdo.
La manifestación está secundada por numerosas asociaciones en favor de la familia, así como instituciones pro vida y movimientos y realidades eclesiales de la Iglesia, como es el caso del Camino Neocatecumenal o la Renovación en el Espíritu Santo de Italia.
Apoyo de la CEI
Al respecto, el Presidente de la Conferencia Episcopal Italiana (CEI) y Arzobispo de Génova, Cardenal Agnelo Bagnasco, ha mostrado su total adhesión a la iniciativa y ha asegurado esta semana que es necesario salir a la calle para alzar la voz contra aquellos que quieren imponer ideologías contrarias a la naturaleza del hombre y al diseño de Dios.
El purpurado aseguró recientemente que se trata de una manifestación «a compartir» con unos fines «absolutamente necesarios». «Es una iniciativa de los laicos, con su responsabilidad, como el Concilio Vaticano II recuerda» y su objetivo «es decididamente bueno porque la familia es el fundamento de toda la sociedad».
El cardenal denunció a su vez que «vemos en nuestras parroquias una grandísima fila de desempleados, de gente desesperada que no sabe cómo sacar adelante cada día a su propia familia». Por ello, parece que esta medida que pretende aprobar el gobierno «es una distracción grave e irresponsable».
«La familia no puede ser equiparada a ninguna otra institución o situación», dijo el cardenal al hablar de la ley que se pretende aprobar. «La defensa de la familia, la promoción de la familia y la invocación de apoyo real, que hasta ahora parece que no existen, debería ser una voz unitaria en todo el país, en todas las familias italianas».
Por otro lado, el Secretario General de la CEI, Mons. Nunzio Galantino, ha explicado que cada obispo es libre de participar y de invitar a sus diocesanos, algo que ya han comenzado a hacer varios prelados de Italia.
Entre los convocantes a la marcha se encuentra la asociación «Manif pour tous» y «Generación Familia» de la que es portavoz Filippo Savarese. En declaraciones a ACI Prensa, explica que esta ley «quiere introducir en Italia las ‘uniones civiles’ para las parejas homosexuales, es decir, un verdadero y real matrimonio para personas del mismo sexo».
«En Italia el matrimonio gay sería inconstitucional por lo que se ha encontrado un ‘truco’ para lograr el mismo resultados: aplicar los artículos del Código Civil sobre el matrimonio también a las uniones civiles».
Se esperan dos millones de personas
Savarese asegura que «las consecuencias, como ha sucedido en toda Europa, es abrir también las adopciones a los homosexuales y el reconocimiento de la maternidad subrogada». Además, «esto abre el comercio de hijos y es del todo inaceptable». «Cualquier persona tiene el derecho de vivir en paz con quien quiera, pero la familia es entre un hombre y una mujer, y los niños tienenderecho a un padre y una madre», destaca.
En el encuentro «diremos no a la ley Cirinà y a los vientres de alquiler, y pediremos al Parlamento que respete la verdad sobre la familia compuesta por un hombre y una mujer». «Esta –dice a ACI Prensa Savarese– no es una verdad religiosa, sino de razón» y «por eso se han adherido no solo católicos, con el presidente de la CEI a la cabeza, sino también evangélicos, protestantes, ateos».
«Será un día extraordinario puesto que esperamos dos millones de personas», reconoce el portavoz.
El pasado 20 de junio de 2015, miles de familias se dieron cita en la Plaza de San Giovanni para mostrar su desacuerdo con la ley y consiguieron parar temporalmente su trámite, aunque se reactivó al comienzo de septiembre de 2015.
Ya en mayo de 2007, las familias italianas salieron a la calle para protestar contra la ley que el gobierno pretendía aprobar y que equiparaba las parejas homosexuales al matrimonio natural, como también quiere esta vez. En aquella ocasión, y ante el millón de personas que salió a la calle, los políticos tuvieron que dar marcha atrás y detener la polémica ley.