(Actuall/Tamara García Yuste) El Observatorio Sirio para los Derechos Humanos ha recibido un documento con las once normas que los cristianos, que viven en la ciudad siria de Al-Qaryatayn en la zona de Damasco, deben cumplir para salvar su vida, dinero y religión.
En este comunicado de prensa, cuyo autor es el autoproclamado líder de la Estado Islámico, Abu Bakr al-Baghdadi, establece las siguientes condiciones:
1. Prohibido mostrar una cruz o libro de tipo religioso en la esfera pública musulmana, y utilizar un altavoz cuando hacen sus oraciones.
2. Prohibido construir una iglesia, un monasterio o ermita.
3. Prohibido hacer escuchar a un musulmán cualquier meditación u oración de sus libros sagrados, así como el sonido de sus campanas. Este último sólo se puede escuchar dentro de sus iglesias.
4. Prohibido atentar contra el Estado islámico escondiendo a un espía o una persona buscada. Si un cristiano llega a conocimiento de alguna conspiración contra los musulmanes, deberá transmitir la información inmediatamente.
5. Prohibido tener un arma.
6. Prohibido vender carne de cerdo o vino a los musulmanes o en sus mercados.
7. Prohibido beber vino en público.
8. Prohibido mostrar públicamente y bajo ninguna circunstancia nada de sus rituales y culto.
9. Prohibido denigrar todo lo que pertenece a la religión musulmana.
10. Obligación de presentar el pago de la jizya (o sea, el impuesto religioso al que están sujeto los no musulmanes bajo la ley islámica), de 4 dinares de oro al año (unos 480 euros) para los más ricos, la mitad para las clases medias, y la cuarta parte para los más pobres.
11. Es obligación de los cristianos de enterrar en sus propios cementerios, como es la costumbre. Es obligación para los cristianos a comprometerse formalmente a respetar las reglas impuestas por el «Estado islámico», vestir modestamente y seguir las normas relativas a la compra y venta, etc.
Esta declaración concluye, «si cumplen con estas condiciones, tienen seguro su tierra, dinero y alma, y no se va a pagar una décima menos que traer dinero para el comercio de fuera de los territorios. Además, ninguno de ellos va a ser castigado bajo un pecado cometido por otra cosa suya».