(ABC) Por la mañana, en la homilía de la misa celebrada en la catedral, el Santo Padre afirmó que «el futuro de la Iglesia, en una sociedad que cambia rápidamente, reclama ya desde ahora una participación de los laicos mucho más activa».
Para conseguirlo, sugirió «fomentar un sentido de colaboración y de responsabilidad compartida en la planificación del futuro de nuestras parroquias e instituciones», lo cual «no significa renunciar a la autoridad espiritual» de los sacerdotes y obispos sino «discernir y emplear sabiamente los múltiples dones que el Espíritu derrama sobre la Iglesia».
De modo especial, el Papa invitó a «valorar la inmensa contribución que las mujeres, laicas y religiosas, han hecho y siguen haciendo a la vida de nuestras comunidades». A media tarde, las principales autoridades de la ciudad y del estado de Pennsylvania le esperaban, junto con varios cientos de ciudadanos, en el histórico Independence Hall de Filadelfia, donde se redactaron y proclamaron tanto la Declaración de Independencia en 1776 como la Constitución de los Estados Unidos en 1787.
En ese lugar tan significativo para los norteamericanos, la Union League, fundada durante la Guerra Civil precisamente para mantener la unidad de la nación, ofreció al Papa utilizar una valiosa reliquia: el atril del presidente Abraham Lincoln en el legendario discurso de dedicación del cementerio de Gettysburg en 1863. Es un objeto muy sencillo y austero, como lo era aquel presidente de pocas palabras, pero cargado de una gran fuerza moral.
El papa destacó en su discurso la defensa de la libertad religiosa como «un símbolo del modelo americano» y un patrimonio que se debe defender a toda costa «ante diversas formas de tiranía moderna» pero también frente a los fanáticos que utilizan la religión «como pretexto para el odio y la brutalidad».
Francisco lanzó otro llamamiento a respetar la dignidad de los inmigrantes, pero esta vez añadiendo palabras de revalorización de la cultura de origen. El Papa hacía notar la presencia de «miembros de la gran población hispana de América, así como inmigrantes recién llegados».
A todos ellos desea decirles que «al igual que los que llegaron aquí antes, ustedes traen muchos dones a su nueva nación. No se avergüencen nunca de sus tradiciones. No olviden las lecciones que aprendieron de sus mayores, y que pueden enriquecer la vida de esta tierra americana. Repito, no se avergüencen de aquello que es parte esencial de ustedes».
La primera y agotadora jornada del Papa Francisco en Filadelfia concluyó anoche en una verdadera fiesta: la del Encuentro Mundial de las Familias, con extraordinarias actuaciones de Andrea Bocelli o Aretha Franklin, pero también con otra llamada del Santo Padre a la reflexión de ciudadanos y gobernantes: «Cuántos problemas se resolverían si nuestras sociedades protegieran a las familias, especialmente a los matrimonios jóvenes». Francisco pronunció la mayor parte de su homilía, sin papel alguno.
El Papa que había exigido responsabilidad al Congreso americano el jueves y a las Naciones Unidas el viernes, se dirigió el sábado al mundo entero para recordar que «Dios quiso venir al mundo en una familia», y que el mejor modo de «humanizar» todos los países y todo el planeta es favorecer el desarrollo de las familias, porque «Dios es amor»..
El actor Mark Wahlberg dio la bienvenida al Papa y fue presentando a los artistas que han logrado el honor de actuar para Francisco y las familias venidas del mundo entero: Marie Miller y el Ballet de Pennsylvania, The Fray, Juanes, Jim Caviezel, Andrea Bocelli y la «Reina del Soul», Aretha Franklin.
La velada incluyó testimonios de familias de todo el planeta: americanos nativos de Arizona, dos prometidos de Australia, matrimonios de Ucrania, de Siria, de Argentina,… Filadelfia, la ciudad del «amor fraternal», fundada por cuáqueros británicos, se convirtió anoche en la ciudad del amor «familiar».
Francisco se emocionaba escuchando el testimonio de la familia jordana que acogía refugiados de Siria; de los prometidos australianos que vivían la castidad en un noviazgo de «verdadera amistad» hasta que se casen, del matrimonio argentino que lleva 60 años casados, de la madre de familia ucraniana abandonada por su marido…