(Agencias/InfoCatólica) «Es triste que no obstante que se ha alcanzado ese grado de comunicación se haya presentado la incapacidad de escuchar a Dios. Hay una gran falta de interés por escuchar qué me dice a mí Dios, y esto es en el tiempo de la comunicación, esto es una auténtica sordera», dijo el purpurado mexicano.
El cardenal afirmó que la sociedad actual no oye la injusticia, la pobreza ni la enfermedad de tantos hermanos y hermanas, ni siquiera de los que viven bajo el propio techo.
Dijo que a veces es la misma familia la que necesita ayuda, pero a veces también gente de otros sitios del mundo, y ni a unos ni a otros se les escucha y mucho menos se les tiende la mano.
Refugiados sirios
«¿Qué nos dice Dios ante el acontecimiento de tantos hermanos y hermanas desplazados, familias enteras desplazadas de Siria y de tantos países que están en guerras injustas e inhumanas? ¿Somos capaces de oír el clamor, el lamento de esa gente que tiene que dejar su techo, su casa, su patria y lanzarse al mar con el riesgo de ahogarse y lanzarse a otro pueblo, a otro país que no conoce, con el riesgo de que le cierren las puertas?», cuestionó.
Agregó que escuchar es articular acciones en respuesta a las necesidades de los demás, pero si no es así en la vida en personal, en la vida cristiana, se trata de una comunidad sorda y muda.