(Aci Prensa) En la homilía de la Misa que presidió el domingo en la Catedral Primada de México, el Cardenal afirmó que a muchos molesta que «en este tiempo de deserciones, la Iglesia continúe anunciando el mismo evangelio, cuando la huida de tantos se podría evitar proclamando un evangelio más atractivo, moderno y progresista, y por supuesto con propuestas consensuadas y democráticas, aunque no sean precisamente las de Jesucristo que consideramos ya superadas».
Unos se van, otros regresan
El Arzobispo dijo luego que «con frecuencia tenemos noticia de que algún compañero, amigo o familiar se alejó de su fe porque consideró que perdonar era absurdo, que la indisolubilidad del matrimonio era imposible, que amar el dolor y la cruz era repugnante, que respetar la vida no es moderno ni progresista, que no robar sólo es para los que no saben aprovechar las oportunidades».
A continuación el purpurado mexicano resaltó que «pero así como hay personas que se alejan, también hay personas que continuamente regresan y buscan un verdadero encuentro y un verdadero compromiso de vida con Jesucristo, que siempre tiene los brazos abiertos, porque no quiere que se pierda ninguno de los que el Padre le confió».
«De la misma manera que Jesucristo recibe a aquel que por algún motivo de él se retiró, también la Iglesia hace fiesta por el regreso de los hermanos que se alejaron de la comunidad católica y quieren vivir de nuevo la fe de la Iglesia».
El Primado de México resaltó luego que «Jesús nos invita a decidirnos, nos invita a tomar camino, a dejar esa vida ambigua en donde con la mayor facilidad encendemos una vela a Dios y otra... a otros dioses; en donde nos gusta llamarnos cristianos y católicos... pero no nos gustan los criterios de vida de Jesucristo; en donde decimos que creemos... pero no dejamos que esa fe se refleje en nuestra vida diaria. Es tiempo de elegir libremente a Jesús».
Para concluir, el Cardenal Rivera dijo que «ciertamente los ideólogos, políticos, sociólogos, líderes humanos, pueden y deben ayudar a resolver los problemas concretos de la convivencia, pero sólo Jesús es capaz de responder al misterio profundo de la existencia. Afortunadamente muchos de nosotros hemos sido testigos de la caída de las dictaduras más férreas; ‘Señor, ¿a quién iremos? Sólo tú tienes palabras de vida eterna’».
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