(Fides) El doctor Nabil Antaki, miembro de la comunidad marista de Alepo y director de una de los últimas dos hospitales de la ciudad que funcionan ha vuelto a asegurar que el final del conflicto es la única oportunidad de no ver cancelada la presencia milenaria de los cristianos en las tierras sirias.
Así se ha manifestado en una entrevista con la Coordinación por la paz en Siria, enviada a la Agencia Fides, en la que, de acuerdo con sus hermanos de Alepo, apela directamente al Papa Francisco, pidiéndole que «use su autoridad moral, su prestigio indiscutible para presionar a varios gobiernos para que cesen de dar armas a los grupos armados y para que no los financien, para que luchen contra el Daesh y para pedirles que detengan el paso de los terroristas a través de nuestras fronteras del norte».
Se debe reconocer al gobieno sirio
En la opinión del doctor Antaki, una solución política negociada al conflicto puede tener oportunidades de éxito reales sólo si los grupos rebeldes no yihadistas reconocen como interlocutor «al actual gobierno de Siria, porque no se puede negociar con alguien al que se le exige, como condición previa, su eliminación».
En cuanto a la situación de la ciudad siria de Antaki, explica que «Alepo está dividida en dos partes: al este con 300.000 habitantes se encuentra en manos de los grupos armados y al oeste, con 2 millones de habitantes, está bajo el control del Estado sirio; hay es donde vivimos y trabajamos nosotros. No sabemos lo que sucede en la otra parte de la ciudad», dice el médico, que añade: «los rebeldes nos bombardean a diario y muchos hospitales de nuestra área de la ciudad han sido destruidos, quemados o dañados por sus acciones».
Nabil Antaki expresa opiniones críticas sobre la propuesta de hacer de Alepo una «ciudad abierta» (definida por él como superada por los acontecimientos) y, especialmente, sobre la hipótesis de introducir una zona de exclusión aérea y disponer de fuerzas de interposición en el norte de Siria. Medidas que, en su opinión, «beneficiarían a los grupos armados y pondrían la ciudad y sus habitantes en peligro, y a la merced de Daesh y de al Nusra».
Primavera árabe, una farsa
También son importantes las opiniones expresadas por el miembro laico de la congregación de los Maristas sobre las dinámicas geopolíticas globales que alimentan el conflicto sirio: «Desde 2011» refiere el doctor «los sirios han entendido que lo que sucedía no era una revolución en Siria para lograr una mayor democracia, un mayor respeto de los derechos humanos y menos corrupción. Los sirios sabían desde el principio que la 'primavera árabe' era el nuevo nombre del 'caos constructivo' de Condoleezza Rice, y del 'nuevo Oriente Medio' de la administración Bush y que esta 'primavera' en Siria habría terminado en el caos y la destrucción del país o en un estado islámico. Por desgracia, ambas alternativas pueden resultar viables».