(Fides) Los obispos también denuncian la instalación en el macizo de Ruwenzori de «facciones que inyectan su espíritu yihadista a sus reclutas que entrenan para el terrorismo internacional. Su base está formada por personas de diferentes nacionalidades que se han asentado en los campos de entrenamiento llamados Medina, Canadá y Parking Kaza Roho. Se han unido jóvenes congoleños, engañados por los reclutadores sin escrúpulos que les prometen becas de estudio para Oriente Medio, Europa y Canadá. La comunidad internacional se limita a observar con sus aviones no tripulados (referencia a los drones utilizados por la Misión de la ONU en Congo - Monusco)».
Y añaden:
«¿Tendremos que esperar a que la situación se degenere para que esta misma comunidad internacional lance un diluvio de fuego sobre la región, con el pretexto de luchar contra el yihadismo?» se preguntan los obispos, según los cuales está teniendo lugar «una estrategia de desplazamiento forzado de poblaciones para ocupar poco a poco la tierra e instalar núcleos de fundamentalismo religioso y bases de entrenamiento de terroristas». «Esto ocurre en un contexto de especulación económica y de mafia político-militar, alimentada por el saqueo a gran escala de los recursos abundantes de minerales, forestales, animales y de petroleo».
Quién sufre también por todo esto es la Iglesia. El documento denuncia el intento de secuestro de Mons. Placide Lubamba, Obispo de Kasongo, el 12 de mayo en Lulingu-Shabunda. Además los Obispos reiteran:
«Estamos indignados por el silencio sobre los tres padres asuncionistas secuestrados el 19 de octubre de 2012 (...). ¿Están vivos o muertos?».
«El Estado –dice el documento– deja que se degenere la situación en el este. Tenemos dificultades para entender las ambigüedades, la prevaricación y paradojas de nuestro gobierno». Los obispos concluyen pidiendo al Estado congoleño y a la comunidad internacional que tome medidas para proteger a las poblaciones locales.