(Agencias/InfoCatólica) El genocidio armenio (conocido como Mec Yetern o Gran Crimen) consistió en las deportaciones forzosas decretadas por el Gobierno de los Jóvenes Turcos de cientos de miles de armenios, obligados a largas marchas sin ningún medio de subsistencia. En esas marchas, que se llevaron a cabo entre 1915 y 1924, murieron entre millón y medio y dos millones de armenios.
El Ministerio de Exteriores turco emitió un comunicado asegurando que las palabras del Papa están «basadas en el prejuicio» y «distorsionan la historia». Asimismo, «contradicen el mensaje de paz y convivencia del Pontífice», ya que éste no hizo referencia al sufrimiento de otros grupos religiosos en su discurso.
Turquía reconoce que miles -no cientos de miles- de armenios cristianos murieron a manos de soldados otomanos en los combates de la I Guerra Mundial, pero recuerda que otras comunidades que estaban entonces incluidas en el Imperio sufrieron el conflicto, incluidos musulmanes.
Además de rebajar los números de las víctimas, las autoridades turcas siempre han negado que hubiera voluntad e intención de acabar con el pueblo armenio, lo cual es una de las condiciones para considerar un genocidio como tal.
También la oposición turca reaccionó ayer a las declaraciones de Francisco, considerándolas «provocativas y destructivas» en el marco de las tensiones entre musulmanes y cristianos. La reacción turca podría afectar a los intentos del Pontífice de que el país se involucre más en la lucha contra el yihadismo en Irak y en Siria (con los que comparte una amplia frontera), donde el Estado Islámico ha atacado a la minoría cristiana en muchas ocasiones.