(Fides) Ante estas dificultades, aseguró el cardenal Charles Maung Bo ante cien mil fieles en el Santuario de Nyaung Lay, en Myanmar, la antigua Birmania, dedicado a la Virgen de Lourdes, «el pueblo pide la ayuda materna y misericordiosa de nuestra querida Madre de todo Myanmar. Nosotros, como seres humanos, vivimos con limitaciones e incapacidades. María es aquella en la que podemos confiar porque ella es nuestra madre amorosa», que mira a sus hijos con compasión. Precisamente la compasión que «el Santo padre Francisco en su mensaje para la Cuaresma nos invita a practicar, sustituyendo la indiferencia».
El cardenal ha recordado que «no puede existir un cristianismo egoísta», citando «a millones de nuestros jóvenes que viven como refugiados en los países vecinos; los agricultores que están perdiendo sus tierras: las miles de personas que viven en comunidades desplazadas. En este tiempo de Cuaresma estamos llamados a cuidar unos de otros. Así como nuestra Madre María cuida de la humanidad».