(La Voz de Galicia/InfoCatólica) Ya había notado que el jueves pasado por la noche habían intentado practicar un agujero en la puerta lateral que sirve de acceso al templo, a la altura de la cerradura, pero abandonaron sin lograr su objetivo. Y en la noche del martes al miércoles volvieron a la carga, practicando un agujero un poco más abajo, pero tampoco obtuvieron resultados, seguramente que debido a que la puerta es fuerte.
Pero entonces rodearon la iglesia y se dirigieron a una ventana de la sacristía que da hacia la calle y que estaba protegida por una verja. La arrancaron y entraron por la ventana que había quedado entreabierta. La cercanía de la calle no debió preocupar a los delincuentes, porque en ese lugar hay un arbolillo que seguramente les sirvió para ocultarse de la gente que pasara por la calle.
Una vez dentro rebuscaron por todas partes en busca de dinero. Abrieron el lampadario, donde habían retirado el dinero; en la sacristía revolvieron todo y reventaron varios bolsos y en la zona de la entrada rompieron los candados de los cepillos, donde habían retirado el lunes los donativos. Don Ramón cree que los intrusos se fueron con las manos vacías, porque dinero no había y no echó en falta ningún objeto dentro de la iglesia.