(Portaluz/InfoCatólica) Es el mercado de la trata de personas que por siglos continúa siendo una práctica habitual en países de todos los continentes. Algunos han sido vendidos por sus propios padres.
En países del Golfo y Arabia Saudí usan niños esclavos como jinetes de carreras de camellos. Así lo denuncia el abogado paquistaní Ansar Burney, presidente de la asociación Ansar Burney Trust International, quien ha comprobado que la utilización de menores como jinetes de camellos es hoy habitual como hace siglos.
Los niños esclavizados provienen de países como India, Pakistán, Sri Lanka, Bangladesh o Sudán, y permanecen recluidos en «cárceles privadas» en mitad del desierto y con dietas muy livianas para que no engorden: el peso corporal debe ser bajo para que los camellos compitan veloces en las carreras.
¡Basta de impunidad y pobreza!
Pobreza, impunidad de gobiernos e instituciones que se hacen cómplices y la degradación de la moral que en las últimas semanas ha denunciado con insistencia Papa Francisco, son las principales causas del tráfico y la trata de menores.
Las cifras de la OIT (Organización Internacional del Trabajo), indican que cerca de 400.000 menores permanecen esclavos, víctimas del tráfico y la trata de personas, sólo en África Occidental. Benín, Nigeria, Costa de Marfil, Togo y Sierra Leona presentan los mayores niveles de esta lacra.
«En un país extranjero se puede hacer con estos chavales lo que les dé la gana», dice Juan José Gómez Serrano, misionero salesiano español y director del centro de acogida de menores rescatados de la trata y el tráfico en Porto Novo (Benín).
Son miles los sacerdotes, religiosas, religiosos y laicos, misioneros todos, que por el mundo entregan la vida para liberar al Cristo encadenado que padece por este «crimen contra la humanidad». Expresión con la que el Papa Francisco sentenció a la trata de personas el pasado mes de abril con ocasión de una Conferencia Internacional que en Roma hizo visible esta lacra y coordinó esfuerzos para su pronta erradicación.
En Brasil durante el mes de octubre las Obras Misionales Pontificias desplegarán la «Misión para liberar» que busca sensibilizar sobre esta esclavitud moderna y articular acciones concretas para su erradicación en ese país sudamericano. «La misión del Mesías es dada por el Dios de la vida y luego trae la liberación a aquellos que sufren de alguna forma de esclavitud. Hoy, Jesús nos desafía a tomar la misma misión», afirmó a la agencia Fides el padre Camilo Pauletti, Director Nacional de las Obras Misionales Pontificias en este país.
¡No estoy en venta!
Campañas como «No estoy en venta» de los misioneros salesianos es otra de las acciones con que la Iglesia hace efectivo el compromiso que el Papa ha demandado. Desde su portal de internet la campaña facilita que personas de todo el mundo puedan participar del complejo pero urgente acto de liberar y restaurar la dignidad de estos niños.
Uno de los grandes problemas y dificultades a la hora de luchar contra estas situaciones es la banalización con la que se trata este drama denuncian desde Misiones Salesianas.
Rachidi tenía once años cuando su propio padre lo vendió… «Una noche mi padre me dijo que nos íbamos a Nigeria. Cuando llegamos una señora le dio dinero y él me dijo que esperara, que iba a comprar pan, pero se fue y me dejó allí. Tuve miedo», señala el niño. «Fue explotado y maltratado -indica el portal de la campaña No estoy en venta- hasta que un día pudo huir. Vivió un tiempo en la calle hasta que una mujer lo encontró, llamó a la policía y lo llevaron a los Salesianos».
Carine Agossou, psicóloga del centro de acogida Don Bosco de Porto Novo, comenta que «el niño no entiende por qué las personas que deberían protegerle le hacen una cosa así. Es muy difícil de aceptar».
Conoce en voz de sus protagonistas los hechos en el siguiente video: