(La Información/InfoCatólica) Esta mujer, doctora de 27 años se encontraba embarazada de ocho meses en el momento en el que se produjo la sentencia que la condenaba por dos delitos. Antes del veredicto, un jefe religioso musulmán intentó convencerla de volver al islam, pero la mujer dijo al juez: «Soy cristiana y nunca he cometido apostasía». «Le dimos tres días para abjurar de su fe pero usted ha insistido en no volver al islam. La condeno a la pena de muerte en la horca», declaró el juez Abas Mohamed al Jalifa.
El pasado martes dio a luz una niña en prisión. Junto a ella, en prisión, vive su otro hijo pequeño desde hace cuatro meses. La familia de la mujer ha defendido que Meriam fue educada en la religión cristiana. En cualquier caso, la decisión de la Justicia sudanesa suscitó una oleada de indignación tanto dentro como fuera de las fronteras de Sudán.
«La mujer será liberada en los próximos días según los procedimientos legales que serán aplicados por el poder judicial y el ministerio de Justicia», declaró Abdala Al Azraq, un subsecretario de la cancillería sudanesa, contactado telefónicamente en Londres por AFP, sin dar más explicaciones, en particular acerca de si las acusaciones serán abandonadas.
Pocas horas antes el primer ministro británico, David Cameron, había hecho un llamado al gobierno sudanés para que anulara la pena de muerte. El 19 de mayo el gobierno británico convocó al encargado de negocios sudanés a raíz de esa condena.
Según Amnistía Internacional, Ishag fue criada en el cristianismo ortodoxo, la religión de su madre, dado que su padre, musulmán, estuvo ausente durante su infancia. Posteriormente, la joven se casó con un cristiano de Sudán del Sur pero según la interpretación sudanesa de la sharia (ley islámica), una musulmana no puede casarse con un no musulmán.
El marido de Meriam tiene además la ciudadanía estadounidense. En numerosas ocasiones ha pedido ayuda a la embajada de su país en Sudán pero no ha recibido respuesta alguna.